Mikel Arriola, con una losa priista

Por Julio Torres

Ciudad de México.- Tras 20 años de llevar a cuestas una “pesada cruz” de olvido y rechazo en la ciudad, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) llega, rumbo a los comicios del primero de julio, con descrédito y rechazo por más de 50% de los capitalinos, pues en un tiro desesperado por volver a brillar dentro de las preferencias del electorado y ratificar su imagen en las urnas, el tricolor decidió postular al polémico, tradicionalista y figura del jai alai en México, Mikel Arriola Peñalosa, como abanderado de esta fuerza política al Gobierno de la Ciudad de México. 

1997 significó la despedida y pérdida de hegemonía del PRI en la capital metropolitana, ya que el “dedazo” por parte del presidente de la República para la designación del nuevo jefe de Gobierno había dejado de tener valor, por lo que en ese año los capitalinos, con una desesperada sed de cambio, pudieron hacer valer su derecho y elegir al sol azteca como el partido insignia de la Ciudad de México, partido que se ha mantenido en el poder hasta ahora, pues a nivel local sucedió lo mismo, de tener el PRI todo el poder en las delegaciones las perdió por completo. 

Lo anterior puso a temblar a los militantes del Revolucionario Institucional, por lo que decidieron enfrentar este oscuro panorama apostándole a una candidatura fresca y jovial como la de Mikel, pero ¿en realidad el priísta llega con buenas cartas de presentación de cara a las elecciones? 

Uno de sus primeros cargos fue la gerencia de cumplimiento normativo de la Financiera Rural (antes conocida como Banrural) donde se desarrolló como subdirector corporativo para el fortalecimiento de la agricultura, la ganadería y diversas actividades vinculadas con el medio rural.  

En 2007, Arriola formó parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), donde ocupó el cargo de asesor del titular de la dependencia, Agustín Carstens. Tiempo después fue designado como director general de Planeación de Ingresos y jefe de la Unidad de Legislación Tributaria, hasta que en 2011, “el príncipe de las industrias” llegó a la titularidad de la Comisión Federal para la Protección contra los Riesgos Sanitarios (Cofepris) de la mano del expresidente Felipe Calderón Hinojosa; sin embargo,  este cargo le pasaría factura tiempo después. 

Al frente de dicha comisión, Arriola se convirtió en el protagonista de un caso polémico, la cual lo colocó en el ojo del huracán luego de ignorar advertencias del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) al autorizar la comercialización de la vacuna contra el dengue Dengvaxia en México, la cual resulta potencialmente dañina para quienes nunca fueron infectados por dicha enfermedad. 

Con esta decisión, el candidato a la jefatura de Gobierno convirtió a la República mexicana en el primer país en homologar dicha vacuna, lo que originó que se abriera la puerta para su comercialización a escala internacional; sin embargo, esta decisión ocultaba una importante problemática que fue exhibida en poco tiempo, luego de que investigadores del INSP reconocieron que la vacuna tenía el potencial de incrementar el riesgo de dengue severo y de otras formas de dengue en las personas a las que les administraron las dosis antes de su contagio. 

Por lo anterior, los investigadores urgieron al Gobierno mexicano a posponer la autorización sanitaria de la fórmula “hasta tener evidencias concretas para definir sobre la seguridad del medicamento a mediano plazo, pero al parecer la Cofepris, con el amo del jai alai al frente, ignoró las recomendaciones. 

Luego de que la farmacéutica Sanofi reconociera los potenciales efectos negativos de la vacuna, en  Filipinas se suspendieron las campañas de vacunación y el secretario de Salud de ese país pidió el reembolso del dinero invertido en las vacunas. 

Cabe señalar que Pablo Kuri Morales fue otro de los nombres que salieron a relucir en el caso, pues era encargado de la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, unidad de la Secretaría de Salud encargada de comprar las vacunas, por lo que de inmediato las indagatorias arrojaron que trabajó como “director científico” en Sanofi, el mismo laboratorio que desarrolló las medicinas, evidenciando un círculo de malos manejos dentro de la institución. 

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Pero eso no era todo, ya que tiempo después Mikel Arriola le sumó otra paloma a la lista irregularidades que adornan su currículum, pues varias asociaciones a favor de la salud y la defensa del consumidor levantaron la voz por irregularidades durante su gestión, ya que el priísta, quien dice no ser priísta, fue señalado por incumplir con la lucha contra la obesidad y la diabetes por el vínculo que supuestamente existía entre el organismo de Gobierno y los intereses de las grandes corporaciones alimenticias, pues en 2014 el Gobierno mexicano abogó ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra el etiquetado en los productos alimenticios de Ecuador, el cual alertaba explícitamente al consumidor sobre el contenido de los productos chatarra, exhibiendo así las acusaciones sobre la defensa de los intereses de las empresas transnacionales. 

Los alegatos buscaban  que las etiquetas en los refrescos y otros alimentos a base de productos transgénicos, los cuales contenían altas dosis de azúcar y colorantes, no fueran tan específicas con los consumidores, esto contradiciendo la Estrategia Nacional para la Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes, impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto. 

Sin embargo, Mikel Arriola se salió con la suya para integrarse a las filas del Instituto Mexicano del Seguro Social en 2016, bajo el cargo de director, en sustitución de José Antonio González Anaya. 

Fue apenas el año pasado cuando la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió dos recomendaciones hacia Arriola Peñalosa, por el caso de un menor que perdió la vida por negligencia y el de dos mujeres, a quienes se vulneraron sus derechos, además de violencia obstétrica, mal diagnóstico de cáncer a una mujer, deficiente atención a una recién nacida y negativas ante las solicitudes de pensión por viudez. 

Además, en ese entonces la fracción de Morena en la Cámara de Diputados demandó investigar las presuntas irregularidades financieras por 70 millones de pesos, así como las irregularidades en la construcción de los hospitales generales de León, Guanajuato; El Marqués, Querétaro; y Nogales, Sonora, además de la adjudicación de cerca de diez contratos del IMSS durante su gestión. 

Por otro lado, también en 2016, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) fue alertada por pagos indebidos, injustificados o sin comprobación, lo que derivó en fallas en la infraestructura hospitalaria.  

Ahora, como candidato por el PRI a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Arriola se ha pronunciado contra el matrimonio igualitario, la despenalización de la mariguana y a favor de la defensa del concepto de familia tradicional, motivo que le ha costado críticas de algunos sectores de la sociedad capitalina y de organizaciones defensoras de estos grupos. 

Dicha postura hizo un eco en la sociedad mexicana, lo que derivó en un pobre nivel de competencia en la capital, pues las encuestas de cara a los comicios lo colocaron en tercer lugar en la preferencia del electorado, lo que a su vez repercutiría en el desplome de la votación para la presidencia de la República, afectando también el futuro político de su suegro Heriberto Galindo, integrante de la campaña de José Antonio Meade. 

Las adversidades contra las que Mikel tendrá que remar de cara a las elecciones son muy fuertes debido a su “sinceridad política”, lo que ha puesto en cuestionamiento sus promesas para las elecciones del primero de julio.