Por Danilo Díazgranados
La economía de Estados Unidos ha sido una de las más afectadas por la pandemia. Las pérdidas son incalculables. La llegada de un nuevo inquilino a la Casa Blanca, y además del lado totalmente opuesto en cuanto a ideología se refiere, supone el inicio de una etapa de cambios y adaptación en el entorno económico.
Se supone entonces que una parte importante de las directrices de la administración Joe Biden estará orientada hacia la disminución del impacto que, en las áreas de las finanzas y social, ha traído como consecuencia la crisis sanitaria.
Inicialmente, en el caso de la atención a la pandemia, el nuevo gobierno tiene que desembolsar 1,9 billones de dólares correspondientes al plan de estímulos, en el cual se contemplan erogaciones por concepto de subsidios directos a las familias, apoyo a las pymes y otros recursos para extender la aplicación de la vacuna contra el COVD-19. También en este monto se contempla la ampliación de los beneficios por desempleo.
Asimismo, debe desarrollar planes para fomentar la creación de nuevos empleos, el rescate de la industria manufacturera estadounidense, el desarrollo tecnológico e inversión en energías renovables.
Otra de las asignaciones pendientes es el incremento del salario mínimo. Durante su campaña electoral, Biden defendió el incremento del salario mínimo a 15 dólares la hora. Y sugirió que para pagar estos sueldos había que asegurarse que las corporaciones y los que “más tienen” paguen lo justo.
En algunas de sus disertaciones, el ahora presidente electo ha sido enfático en señalar que va a ejercer presión para que los hogares más ricos paguen mayores impuestos. También ha indicado que tratará de dar vuelta atrás a los recortes que, en materia impositiva, otorgó el expresidente Trump a las empresas. Sin embargo, esta decisión no será tan fácil de tomar y podría tomar algún tiempo, pues el coronavirus pulverizó las ganancias de una gran cantidad de empresas.
Biden también ofreció, durante su gira electoral, propiciar inversiones multimillonarias en infraestructura amigable con el medio ambiente, entre ellas estaciones de cargas para vehículos eléctricos, ya que no son contaminantes.
Esos son tan solo algunos de los retos que, en el tema económico, deberá afrontar la recién asumida administración Biden. Sin duda alguna, deberá haber consenso y total claridad, además de los recursos para hacer frente a varios de los aspectos que fueron abordados por el hoy presidente en el transcurso de su campaña. Todo tiene un plazo. En este momento, solo dispone de cuatro años para acometer la serie de reformas que se ha propuesto.
