Un documental muestra el mundo del pintor Pedro Friedeberg, el último surrealista

Guadalajara.- La obra “inclasificable” del artista Pedro Friedeberg, considerado el último surrealista mexicano, es cada vez más conocida por los jóvenes, pues sus trazos se asemejan al arte digital que ha surgido en la última década, afirmó este viernes a EFE Liora Spilk, autora de un documental del pintor.

“Pedro está teniendo un 'boom' muy grande, porque hay una cualidad en su obra que parece casi cibernética, que se ve como arte digital, pero una vez que descubres que su arte está hecho a mano adquiere una relevancia todavía mayor y hay una generación de jóvenes que están redescubriendo su obra”, dijo la realizadora en una entrevista.

El mundo fantástico y el sentido del humor de Friedeberg se muestran en el documental “Pedro”, que se estrena esta semana en salas comerciales de México tras pasar por festivales en España, Italia y México.

Además, recibió una nominación como Mejor Ópera Prima en la edición 65 de los Premios Ariel a lo mejor del cine de México.

El largometraje se adentra en el taller del pintor y diseñador, con 64 años de carrera y 89 de edad, conocido por el diseño de “La mano silla” y por una obra gráfica y escultórica que mezcla colores, formas, simetrías, objetos y partes del cuerpo con un aire de fantasía, pero que a la vez se pueden sentir.

“Era importante retratar que la realidad material alrededor, ya sea sus pinturas, los objetos que lo acompañan, su vestimenta, todo es parte de él, es una misma unidad fantástica, el mundo en el que vive, en el que pinta, su casa, sus palabras es parte de su mundo fantástico”, afirmó Spilk.

Friedeberg fue parte del grupo “Los Hartos”, creado en los años 60 junto con el escultor y arquitecto Mathias Goertiz y el pintor José Luis Cuevas, entre otros artistas que estaban contra la “pretensión” del arte moderno.

Su obra se ha expuesto en los principales museos del mundo y en 2012 recibió la Medalla de Bellas Artes en México.

El documental retrata de manera íntima al artista en su taller, en el que pasa al menos cinco horas pintando, y en espacios de su casa junto a los objetos creados por él mismo y con los cuales siente una especial conexión que llama la “Religión animista”.

Para la documentalista, el trabajo de Friedeberg es “inclasificable”, pues no puede encasillarse en una sola técnica o corriente, sino que es libre y divertida como él.

“Es indescriptible, solo se puede describir como algo inventado por él, porque es un hombre que vive en su mundo creado, en su fantasía, en su maravilla, es inclasificable e indescriptible, es maravilloso”, concluyó.