Basura

Por Gerson Gómez

Por tres meses, México es el país de la basura. Nos entregan calcomanías, playeras, tapabocas, cintas, panorámicos, anuncios por televisión, lonas, redes sociales y toda aquella locura de promoción.

El dinero de nuestros impuestos convertido en filosofía de cartón. En fusil de cartuchos quemados. 

Los aceptamos en la puerta de nuestros domicilios. Ya tenemos cauterizada la conciencia de sus insuficiencias emocionales. 

En una época donde se necesita la austeridad y las nuevas formas de propaganda, ofende el ostento y el despilfarro.

Sus caravanas en las esquinas. La sangre de los jóvenes. Los asoleados. A quienes se les ha prometido el hueso laboral. La inclusión en la nómina.

La frágil democracia mexicana debe exigir al INE y a los partidos políticos, la optimización. Evitar las loterías, las miles de entregas de material descartable, la mercadotecnia de los oportunistas.

Promover la donación inteligente de esos recursos al sector salud, a los bomberos y hasta los albergues de animales abandonados.

Convertir ese sustento en alimento para los necesitados. Posibilitar albergues para migrantes. 

En todas las circunscripciones federales y locales, alcaldes y gobernadores, los compromisos de inversiones tóxicas, son el lastre histórico.

Validar las simulaciones contables solo ralentiza la oportunidad genuina de evitar las toneladas de basura política.