La ruleta rusa

Por Gerson Gómez Salas

Nos asusta cualquier síntoma de fiebre. De gripe. De dolores en las articulaciones. Conocemos los efectos contagiosos del Covid-19. Hemos observado la frecuente transformación luminosa de algunos seres próximos y muy queridos.

Agobiados por el intenso calor del norte de México, el golpe del sol, nos aturde y nos descompensa.

Aunque se inoculó con vacunas a los adultos mayores, se corre el riesgo de reacciones adversas.

Ya desconfiados, perdimos la solidaridad y la empatía con nuestros familiares.

En el hartazgo, durante la semana mayor, cientos de hastiados se hicieron a las playas, las montañas y a las grandes urbes.

Para despejar el encierro forzado.

Olvidaron los buenos modales. El último trecho del camino rumbo a la posibilidad de rehacer el quebrado vínculo de la amistad.

La explosión de nuevas víctimas no se frenará con el maquillaje de los números de contagiados y de defunciones.

Será necesario llamar al ajustador para cubrir con los incidentes de la catástrofe en ascenso.

Tampoco los candidatos a los puestos de elección popular han ayudado mucho. Trabajan a ritmo frenesí. Sus abanderados en los cruzeros, sus ayudantes en las casas de campaña y hasta sus familias, se colocan en el punto de quiebre.

La ruleta rusa de otra ola viene en camino. Solo basta esperar y ver cómo rompe, salpicando con nuevos casos y defunciones.