Por Carlos Meraz
El guitarrista mexicano más famoso del mundo, Carlos Santana, describió como nadie el universo de géneros musicales: “Pienso en la música como un menú. No puedo comer lo mismo todos los días”. Tal concepción se podría aplicar al ecléctico estilo de otra sincretista del sonido, Amanda Tovalin, la cantante y violinista que coquetea con el folclor latinoamericano, el jazz y la música contemporánea.
Actualmente, la artista convertida en cronista de emociones afina su trilogía musical, titulada Infinito, un EP hecho en casa durante la pandemia que saldrá en noviembre, que ella coproduce con su pareja, Alonso Magaña.
POSTALES SONORAS
Del disco Infinito se desprende el sencillo En el cielo, al que seguirán las composiciones temáticas La esperanza y El ego, que Tovalin denomina “postales sonoras”.
“Son diferentes estados mentales temporales, ya que todo es cíclico, como el infinito. Una vez un colega cantautor, David Aguilar, me dijo: ‘Somos una generación triste repleta de fotos felices’, y me identifico con eso.
“En el cielo es el momento en que te decides a actuar y te lanzas al vacío; La esperanza es el momento de levitación y fe, y El ego es la discordia, tiene elementos de rock para generar ansiedad en el escucha. Es un bucle de estados mentales, donde la alegría y la tristeza son sólo momentos temporales”, explicó.
ESTADOS DE ÁNIMO
Tovalin ofrecerá un concierto en línea el 2 de mayo próximo, a través de la plataforma española El Susurro, en donde están disponibles los boletos para el recital programado para las 14 horas, tiempo de México, y 21 horas en España.
“Más que buscar un estilo busco generar estados de ánimo. Empecé con un estilo de jazz fusión y ahora, por primera vez, experimento con secuencias electrónicas (samplers, loops y sintetizadores) y el ensamble de cuerdas Trino (cello, violín y contrabajo).
“Mi música es un proyecto de fusión muy ecléctico, que puede combinar arreglos orquestales, con un trío de cuerdas o música electrónica”, concluyó.
