Carta dirigida al presidente de la República

Foto: Especial

Por Rocío García Ramírez

Señor Presidente,

Existe una empresa trasnacional, española, que se llama ACCIONA, la cual opera en nuestro país proyectos de energía eólica y además participa conjuntamente con Grupo México en la construcción del Tramo 5 del Tren Maya.

Es el caso que esta empresa, en 2013, justo en el auge de la reforma energética de Peña Nieto, cuando instalaba a lo largo y ancho del país ventiladores eólicos, cometió un acto de absoluta violencia, de discriminación y de injusticia en mi contra.

Yo trabajaba en el área legal de dicha empresa, fui despedida, sin justificación alguna y sin mediar ninguna indemnización, tan pronto como mis patrones supieron que padecía cáncer de mama, actualmente en fase III B con metástasis en pulmones. Durante el procedimiento de mi despido fui víctima de acoso, inclusive de carácter sexual, de toda clase de abusos, de intimidaciones y de un trato discriminatorio, por mi condición de mujer y por mi enfermedad, haciendo esta empresa alarde de toda clase de actitudes racistas y clasistas, pue soy una mujer mexicana de origen modesto que me he superado con base de trabajo y esfuerzo.

 Luche valientemente contra la empresa y ésta intentó por todos los medios alevosos posibles ganarme, utilizando para ello robustos y hábiles equipos de abogados, pero afortunadamente, en 2017, mi caso de fue atraído por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la que determinó que mi despido fue injustificado y motivado por actos de discriminación. 

Evidentemente, una indemnización laboral de manera tardía, tras haber dilapidado mi propio patrimonio y el de mi familia, no sólo en pagar abogados, sino en costosísimos tratamientos contra el cáncer, no resultaba suficiente, especialmente tomando en consideración la forma indigna en la que durante años fui tratada por ACCIONA y sus abogados de manera poco más que cruel.

Una vez que la Suprema Corte determinó que existió un claro e indiscutible caso de discriminación en mi contra, demande a ACCIONA por daño moral, pues mi experiencia con esta empresa significó toda clase de afectaciones hacia mi persona. Desafortunadamente ACCIONA, con su equipo de hábiles abogados, aprovechando mi mal estado físico y de salud, desplegaron toda clase de subterfugios, incluido el ocultamiento del expediente, impidiéndome presentar las promociones necesarias para llevar a buen término el juicio.

Aún y cuando el asunto llegó hasta las manos del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, mil caso fue desechado, encontrándome hoy en día, privada de trabajo, de ingresos, de sustento y de salud, convertida en un lastre económico para mi familia, mientras esta empresa española sigue adelante con sus lucrativos negocios, tratando indignamente a sus trabajadores y ejerciendo violencia sobre éstos, al cobijo de las malas prácticas de los órganos judiciales y aprovechando la indolencia de nuestra sociedad ante la violencia laboral que sufren todos los días las mujeres mexicanas.