Espada de Dos Manos: La matanza de niños, la nueva modalidad de la barbarie en México

Por Marcelo Fabián Monges / Escritor y periodista

Importante: Este contenido es responsabilidad de quien lo escribe, no refleja la línea editorial del Diario de México

Mientras asistimos al mal intento de la purificación de los delincuentes por parte del presidente de López Obrador, este miércoles, encontraron muerta, en la ciudad de Saltillo, tirada en un arroyo, a Karen Nahomi, la bebé de cinco meses que había sido arrebatada el día anterior de los brazos de su madre en la colonia Bella Vista.

Este miércoles una niña de 14 años fue encontrada degollada en el municipio de Zihuteutla, Puebla. La hallaron con heridas de arma blanca, dentro de su domicilio, que se ubicaba en la localidad de Nanacatepec.

Se activó la Alerta Amber, por Sofía, Gabriella, Emily y Ximena, de 2, 7, 9 y 16 años, que han desaparecido en distintos puntos de la Ciudad de México[1].

También ayer, encontraron en la ciudad de Chilpancingo Guerrero, asesinada a Jaqueline Ramírez, de 17 años, quien había denunciado a policías por acoso sexual, y había denunciado en redes sociales que policías la seguían y le tomaban fotos[2].

Todo esto mientras la sociedad mexicana todavía no sale de la conmoción por el crimen de Fátima, la niña de 7 años secuestrada, violada y asesinada en Xochimilco.

La realidad supera a las autoridades, a todas, en general. Pero los casos más patéticos frente al crimen son los del  presidente López Obrador y  la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum. No los rebasa únicamente porque al parecer los malos son muchos, sino sobre todo, porque no hacen nada, tienen cuento para todo, y con la doctrina de López Obrador de “Abrazos no balazos” no se detendrán ni los feminicidios, ni los crímenes de niños, ni la delincuencia organizada, ni la delincuencia de ningún tipo.

En medio de todo esto, encuentran una fosa clandestina con 12 cadáveres en Comanja, en Michoacán[3].

Pero lo que agrava la tragedia, lo que le suma una magnitud inconcebible, es la absurda y ridícula postura del presidente López Obrador de culpar al neoliberalismo por los feminicidios, de echarle la culpa de todo al pasado, su enorme e indiscutible incapacidad para tomar medidas y la miseria de López Obrador de no ser capaz de asumir sus responsabilidades como presidente, como conductor de una nación, y la búsqueda constante de arrojar culpas de un lado a otro, como si eso fuera a resolver alguno de los graves problemas que hoy tiene México. Ayer volvió a afirmar en la conferencia de prensa mañanera que los padres de los niños con cáncer están “alentados por grupos de oposición”. Por supuesto que no es algo que crea de verdad. Por supuesto que sabe que su gobierno ha dejadosin medicamentos a los niños con cáncer. Expresiones como estas son solo fruto de su miseria humana, de su miseria espiritual, de su enorme pobreza interior.

 

Pero aún es que la miseria de López Obrador se derrama hacia abajo, como sucedería supuestamente en el neoliberalismo con la riqueza de las privatizaciones, que era una enorme mentira. Solo que en este caso es verdad. La miseria de López Obrador es contagiosa y se multiplica, en voces de sus más abyectos seguidores. Que no por ocupar altos cargos en el Senado de la República o en la dirigencia nacional de Morena son menos abyectos o menos miserables. Así salió la bancada de Morena en el Senado, a hacerle el coro a la miseria del presidente, a decir en conferencia de prensa que los culpables del crimen de Fátima son sus padres, por no cuidarla. De la misma forma el Senador Martí Batres salió a decir que este tipo de crímenes son culpa del neoliberalismo. Y para no quedarse atrás, el Senador Ricardo Monreal, salió a afirmar lo mismo, con un rollo un poco más elaborado y extendido, pero para nada menos miserable. La ciudadanía se debería acordar muy bien a la hora de votar de nuevo quiénes son los mayores representantes de la miseria humana, repartiendo culpas para cualquier lado, en vez de asumir las responsabilidades propias de su encargo. Entre los miserables encumbrados de Morena, su dirigente nacional, salió a decir que es falso el aumento de feminicidios. Mentir al estilo Maduro, para Yeidckol es una receta de manual.

Frente a esta tragedia nacional, que representan los 100 asesinados en promedio por día en México, las fosas clandestinas, las masacres de niños, los feminicidios, un grupo numeroso de mujeres mexicanas, toman la iniciativa y convocan a un Paro Nacional de Mujeres, para este 9 de marzo próximo. Entre las mujeres famosas que toman la bandera y llaman abiertamente al Paro Nacional de Mujeres se encuentra la actriz Vanessa Bauche, conocida también por su activismo y su compromiso social.También llaman a este paro: Adela Micha, Dolores Heredia, Natalia Lafourcade, Ariadne Díaz, entre muchas otras.

El desafío es enorme. Implica apelar a un ejercicio de participación ciudadana nunca visto y nunca convocado en México. Implica llamar al poder del ciudadano común, en este caso particular, las mujeres, a no ser indiferentes a la tragedia que vive México. Este llamado significa incluir a cada mujer en México, para que participen, ya no solo a 30 o 50 feministas que se manifiestan frente a Palacio Nacional, o a las mil o 2 mil que caminan por el centro de la ciudad pintando lo que encuentran.

Ojalá tengan éxito. México lo necesita. La barbarie no puede ser lo normal en el siglo XXI. La matanza de mujeres y de niños no puede ser parte del plato que tengan que comer los mexicanos cada día. La actitud de momia pálida frente al crimendel presidente López Obrador y su incapacidad para tomar medidas en serio y combatir a la delincuencia no puede seguir siendo aceptada por nadie que se precie de razonar y ser buena gente en México.

La crisis de derechos humanos en México, la violencia, la inseguridad, las masacres de niños, no los va a resolver nadie permaneciendo en su zona de confort. No lo va a resolver el presidente López Obrador desde su zona de confort, diciendo sermones desde sus conferencias mañaneras en Palacio Nacional, ni tratando de desparramar moralina con discursos. La delincuencia no se combate con nada de eso. Tampoco lo van a resolver los ciudadanos mirando impávidos, ajenos a lo que sucede. Tampoco se va a resolver participando solo en redes sociales. Uno de los aprendizajes sociales que debe implicar esta enorme tragedia es que los problemas no se resuelven solos.

Esperemos que este Paro Nacional de Mujeres tenga un enorme éxito porque México lo necesita.

Como sacados de una mala película cómica de los años 70, las autoridades del gobierno de la Ciudad de México, entiéndanse para este caso la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y la Fiscal Ernestina Godoy, dieron a conocer quién fue la persona que hizo posible que dieran con el domicilio y la identidad de la mujer que secuestró a Fátima.

A los delincuentes hay que protegerles la identidad, según este absurdo del nuevo Sistema Penal Acusatorio, pero al que los ayudó a encontrar a la secuestradora y a los probables asesinos de Fátima, a ese no hay que protegerlo, al contrario, le pueden avisar a quienes mataron a Fátima que él fue quien ayudó a saber quiénes son, quién es y dónde vive.

Con funcionarios como Claudia Sheinbaum y la Fiscal Ernestina Godoy la ciudadanía no necesita enemigos, con sus autoridades basta y sobra.

La identidad de quién les avisó quién fue la mujer que secuestró a Fátima, su domicilio, y probablemente quién fue al menos uno de sus cómplices, esa sí la anunciaron a través de todos los medios de comunicación. Si los miembros de la 4a Transformación actualmente con cargos tan importantes como estas dos funcionarias hubieran sido capacitadas por el Chavo del Ocho, lo que hacen, jamás les saldría tan bien. Tal vez la clave está en que no le dejaron protocolos a Claudia Sheinbaum para saber que si delata la identidad de quienes denuncian a secuestradores y asesinos, tal vez los delincuentes los busquen, los encuentren y los maten sin ningún pudor.

Ya todos sabemos que la Jefa de Gobierno funciona como una maquinita expendedora de respuestas programadas por los distintos protocolos a su alcance, y donde no hay protocolos, ella no tiene ninguna idea, ni capacidad de decisión, ni inteligencia, ni nada.

¿Qué necesidad había de revelar la identidad de quién les dijo quién fue la mujer que secuestró a Fátima y dónde vivía? Además de la estulticia de la Jefa de Gobierno, y de sus funcionarios no había ninguna necesidad.

Mientras ahora los fiscales de Tláhuac y de Xochimilco serán investigados por no haber atendido la denuncia de la desaparición de Fátima, Ernestina Godoy en conferencia de prensa decía a su vez que se habían cumplido todos los protocolos y que la Fiscalía a su cargo había cumplido con todo. Los desatinos de Ernestina Godoy, la Fiscal de la Ciudad de México solo en este caso, van desde haber acusado de loca a la madre de Fátima, hasta publicar el video del momento que secuestran a la niña, hasta después que la encontraron muerta. Cuatro días después del secuestro.

A eso hay que sumarle que a Ernestina Godoy tiene que salir a salvarle los papeles su vocero, el Maestro Ulises Lara López, profesor de la UNAM, porque Ernestina Godoy no sabe ni hablar en público.

 

Niños con Cáncer

El gobierno de López Obrador es tan humanista, que dejó a los niños con cáncer sin medicamentos. Y como si esto fuera poco, ha traído a los padres de estos niños vueltas y vueltas con promesas y reuniones de las típicas que arman como mesas de trabajo, para desgastar, ganar tiempo y darles el avión a los que reclaman. Al punto, que este martes, en la Secretaría de Gobernación, tanto la secretaria titular de esa dependencia, Olga Sánchez Cordero, y el subsecretario de Gobernación Ricardo Peralta los dejaron plantados. Así lo consignó en un tuit la periodista Azucena Uresti: “#ALMOMENTO Padres de menores con cáncer dan por concluida la reunión con autoridades de @SEGOB_mxal no ser atendidos por @M_OlgaSCordero o @Ricar_peralta#AzucenaxFórmula”. Azucena tuvo la dignidad de copiarle a todos los funcionarios involucrados el tuit con la noticia.

La secretaria Olga Sánchez Cordero es la misma que fue Ministra de la Suprema Corte por muchos años. Con Toga y toda la moralidad necesaria en su imagen para “impartir justicia” desde el más alto Tribunal. La misma que tiene entre sus familiares a varios notarios. La misma que dijo después de la masacre de 13 policías en Michoacán que las masacres son cosas de todos los días. Así, algo normal.  Ricardo Peralta es el mismo que escribió en un tuit, ya siendo subsecretario de Gobernación: “A chillidos de marrano, oídos de chicharronero. #Refran de #FelizLunes”.[4]Justo un día después de que la Caravana por la Verdad Paz y la Justicia, integrada por víctimas de la violencia en el país, llegara a Palacio Nacional a protestar. El subsecretario Ricardo Peralta es el mismo que fue Jefe de Aduanas, y es el mismo al que se le encargó el cuidado de la “vaquita marina”, en peligro de extinción, y que no ha hecho nada al respecto, como lo consigna Loret de Mola en su columna de este miércoles en El Universal[5]. Algo así como dos funcionarios ejemplares para estar en el cuadro de honor de cualquier país decente.

¿Qué clase de ser humano hay que ser, como integrante del gobierno del humanista López Obrador, para dejar plantados a padres que tienen que suministrarle de forma urgente sus medicamentos a sus hijos con cáncer, porque de estos depende su vida o su muerte?Esta clase de seres humanos conducen hoy este país y son parte de la primera línea del presidente humanista López Obrador.

¿Qué clase de humanista hay que ser para estar más preocupado por la rifa del avión presidencial, que en realidad ni existe tal rifa, que por el asesinato de mujeres y los feminicidios que son en promedio unas 10 mujeres por día asesinadas?

¿De dónde se nutriría el humanismo de López Obrador? ¿De las enseñanzas de Ghandi? ¿De las enseñanzas de Cristo? ¿De la Filosofía Zen? ¿Tal vez de los monjes Lamas? ¿O acaso su humanismo podría ser pura demagogia e hipocresía, con el que adornarse y manipular constantemente? ¿Alguien podría creer eso? ¿Usted qué opina?

En realidad, creo que en los postulados del humanismo de López Obrador la receta es algo así como que para terminar con la enfermedad, es bueno matar al paciente; para terminar con la inseguridad, es bueno abrazar y dejarlos hacer lo que quieran a los delincuentes; para terminar con los feminicidios, es bueno mirar para otro lado y decir que la culpa es del neoliberalismo, y por supuesto, de los gobiernos anteriores.¿Qué culpa va a tener él de eso? El humanismo de López Obrador pretende terminar con los pobres dándoles becas clientelares que nunca los sacarán de pobres, pero que según él, harán que voten por él para siempre. El humanismo de López Obrador pretende tapar la realidad con el relato, con el discurso, con la imposición permanente en los medios de comunicación de su propia realidad transmitida en su mensaje. Una especie de discurso-droga, emitido desde la mañanera, que según él le traerá felicidad y bienestar a la gente solo porque él lo dice, aunque no tome ninguna medida real que conduzca a esta sociedad a ese estado o por ese camino.

La única receta para contrarrestar este delirio de López Obrador es hacerlo chocar contra la realidad una y otra vez, permanentemente, y mostrarle en todos los eventos, en todos los actos públicos, en todas las mañaneras, que por el camino que va no va a llegar a ningún lado, y que tampoco es digno que más 120 millones de personas no puedan encontrar una solución a la tragedia que significa López Obrador para México.

Uno de los peores males de López Obrador es que confunde sus tareas de gobierno con la de un apostolado. Si quiere ser apóstol y predicar está en todo su derecho. Pero eso no es ni gobernar ni resolver los problemas de una sociedad. Nada tienen que ver las tareas de un presidente con las de un pastor, que pretende pontificar a sus creyentes, sin resolver los problemas reales. Tiene todo el derecho a ser pastor, predicador, o profeta, si quiere. Pero entonces que renuncie, que le dé lugar a alguien que gobierne y que sepa hacerlo, y quese dedique a ser pastor.

En la conferencia mañanera de este miércoles, López Obrador, desde su púlpito presidencial, volvió a culpar a la oposición de alentar a los padres de los niños con cáncer y a “ese movimiento” para cuestionarlo y criticarlo.

Así tenemos un presidente que frente al crimen de Fátima, nunca le dio las condolencias a su familia, mucho menos declaró duelo nacional, tampoco supo tomar ninguna medida de gobierno importante o decisiva para terminar con los feminicidios o la matanza de niños. Al contrario, de su discurso se desprende que entiende y justifica a los delincuentes como nadie.

Todo esto debería dar lugar a la implementación de una figura legal que existe en el Código Penal en Perú y que lamentablemente no existe en México, y que se aplica para la destitución del presidente, en caso de incapacidad moral . Una figura legal que el Congreso de Perú en 2017, aceptó dar trámite contra el presidente Pablo Kuczynski, por incapacidad moral[6].

La incapacidad moral de López Obrador es evidente. En derecho se dice que algo es evidente cuando no necesita demostración. Es algo que lo puede ver todo el mundo.

Ojalá la percepción hoy de los mexicanos de que López Obrador está incapacitado para gobernar se traduzca en hechos. Para eso, hace falta ganarle a Morena en el 2021 y quitarles el Congreso. A partir de allí, por la vía legal, la destitución de López Obrador podría volverse una realidad.

Y ojalá el paro de mujeres tenga un tremendo éxito. Porque la tragedia de la violencia y los feminicidios, como cualquiera de los grandes problemas en una sociedad, nunca se resuelven solos.

 

Espada