Sobre la manipulación de los Derechos Humanos y falsas libertades

 

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Ante las medidas de algunos gobernadores, como Enrique Alfaro de Jalisco, o Silvano Aureoles de Michoacán de imponer la cuarentena obligatoria, han salido algunos personajes como el periodista Sergio Sarmiento a pronunciarse en contra de la obligatoriedad de estas medidas. Entre quienes han salido al cruce de estas medidas está la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, que ha dicho que el arresto debe ser la última de las medidas.

En el caso del periodista Sergio Sarmiento hasta realizó una encuesta en Twitter sobre el tema, misma que perdió.

En el caso del periodista Sergio Sarmiento, también está en contra de la medida de que el gobierno de la Ciudad de México y el del Estado de México cierren algunas estaciones de metro y de que “impongan el Hoy no circula obligatorio a todos los autos”.

Sergio Sarmiento también sostiene por ejemplo que: “Usar la fuerza pública para restringir la libertad de movimiento o de trabajo es inconstitucional. Lo peor de todo es que tampoco garantiza una mejor contención de la pandemia”.

Cuando el gobernador Enrique Alfaro anunció el confinamiento obligatorio, Sergio Sarmiento escribió en Twitter: “Al final todos los políticos llevan a un pequeño dictador dentro”. Y debajo puso una nota con la noticia. También le ha dedicado abundante espacio al tema en su columna Jaque Mate que se publica en el periódico Reforma.

Lo cierto es que Sergio Sarmiento está en contra de cualquier medida que sea obligatoria, cualquier medida de cualquier tipo.

Por otro lado, Sergio Sarmiento también promueve, un poco veladamente, que hay que volver a trabajar.

Quiero dejar sentado que no tengo el menor problema de ningún tipo con el periodista Sergio Sarmiento, con excepción de mi más completa diferencia sobre su punto de vista respecto a este tema.

Por su parte, el Senador Ricardo Monreal llama a los gobernadores a no restringir la libertad de tránsito, ya que pueden incurrir en violaciones a los derechos humanos.

Por otro lado, manifestantes en Estados Unidos en contra de las medidas de cuarentena y a favor de volver a trabajar que salieron a las calles este miércoles 22 de abril, la mayoría seguidores de Donald Trump, se han pronunciado con expresiones como estas: “Mi cuerpo, mi decisión”. Y entre las expresiones más altisonantes y extremas, una de las integrantes de este movimiento llamado ReOpen salió a la calle con un cartel que decía: “Sacrifiquen a los débiles”. La mayoría de los integrantes de este movimiento aseguran que con Jesús les basta para combatir la pandemia.

En un sentido más institucional, la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, pidió a ese organismo investigar “violaciones a los derechos humanos” en El Salvador por las medidas de confinamiento obligatorias impuestas por su presidente Nayib Bukele.

En este punto habría que hacerle saber a Michelle Bachelet, que el presidente de El Salvador no es el único que ha tomado medidas de este tipo, también lo ha hecho el gobierno de Argentina, Chile, Colombia, y su objetivo es limitar la reproducción del virus, no instalar una dictadura. Pero como detrás de la oposición en El Salvador está el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que anteriormente era un movimiento guerrillero de gran importancia, las acusaciones y la manipulación le vienen como diría López Obrador “como anillo al dedo” a la izquierda.

Creo que la situación de emergencia que le ha impuesto la pandemia a la mayoría de la humanidad requiere algunas reflexiones sobre el tema.

Desde hace ya un buen tiempo, se utiliza a los derechos humanos de una manera mal entendida, en muchos casos, como el derecho a  hacer todo lo que a alguien le de la gana. Podríamos llenar muchas páginas con los ejemplos. Pero es preciso terminar con esa manipulación. No es un derecho humano hacer lo que a uno le da la gana, por encima de la seguridad y la salud de los demás. ¿Quién le ha dicho a esta gente que eso es parte de los derechos humanos?

Se ha abusado del empleo del argumento de los derechos humanos utilizándose como un pretexto para defender a delincuentes, olvidándose del derecho de las víctimas, cuyos derechos fueron violentados por esos delincuentes.

Ahora en virtud de la defensa de la libertad, los derechos humanos, etc., se promueve que cualquier medida que sea obligatoria para intentar terminar con la cadena social de contagios que produce la pandemia es un acto tiránico.

A estos personajes hay que explicarles varias cosas. Esto que está sucediendo, al igual que las medidas obligatorias para intentar terminar con la pandemia, funciona igual que la aplicación de la Ley. La aplicación de la Ley no es algo democrático. No es algo a lo que le haga caso el que quiera, y el que no quiera no hay problema. La aplicación de la Ley es obligatoria, y coercitiva. Que sea obligatoria quiere decir que nadie puede abstraerse de ella, al menos en teoría, y que sea coercitiva quiere decir que es algo que de ser necesario, se impondrá por la fuerza.

Si seguimos en ese tren de manipulación de esgrimir los derechos humanos como para que cada quien pueda hacer todo lo que le venga en gana, se va a llegar al punto de plantear que la Ley no es obligatoria, y que está en cada uno respetarla o no.

Algo que hay que decir muy claramente al respecto, es que nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho a contagiar a los demás, en caso de tener cualquier enfermedad contagiosa, en este caso coronavirus, si le da la gana o no. Esto es un delito y atenta contra la vida de los demás. Y esto es lo que haría alguien contagiado, sea consciente o no, de su enfermedad, en caso de no respetar la cuarentena. A esto hay que agregarle que un irresponsable que anda como si nada sucediera y viola la cuarentena que hay muchos en la mayoría de los países, en caso de contagiarse, en primer lugar pone en riesgo su vida, en segundo lugar el de las personas que tiene cerca y su entorno familiar, y que para atenderlo, ya sea en un hospital público o en uno privado, hay que disponer y movilizar de una serie de recursos económicos y humanos que siempre serán más caros que los que le provocará haberse quedado en casa para conservar la salud, sobrevivir y no contagiar a los demás.

A esto habría que sumarle casos como lo del Youtuber de la Narvarte, el venezolano que se considera un “influencer” y es conocido como SoyDavidShow quien salió a comprar pizzas con coronavirus y todo, sin importarle a quién contagiaba o no[1], y al que las autoridades del gobierno de la Ciudad de México no han sido capaces siquiera de detener, o casos como el funcionario del ISSSTE en Oaxaca, que luego de enterarse de que tenía coronavirus salió a los pasillos del hospital donde se encontraba a toser y a escupir a todo el que encontraba a su paso[2]. Nadie puede tener la libertad de cometer estas aberraciones. Si alguien lo golpeara debería ser considerado defensa propia. Y en realidad, tenemos un Estado y un sistema de justicia absolutamente incapaz de haber detenido a personajes como estos.

En general, las personas que han sido criadas sin límites, con una imagen de padre débil y una madre dominante, son personas que creen que tienen derecho a todo. En los casos más extremos muchos terminan siendo delincuentes. En otros casos, terminan teniendo serios problemas de trastornos de identidad. Y en otros casos, simplemente son ciclistas que, como en la Ciudad de México se puede ver por todos lados, andan en contrasentido, exponiendo inconscientemente sus vidas y la de los demás. En otros casos, son usuarios de patinetas, que cruzan las calles con toda propiedad como si no vinieran autos. Esto no es libertad. Esto es inconciencia. Es irresponsabilidad para empezar con su propia vida.

A la manifestante de Tennessee, en Estados Unidos, que mostró un cartel que decía: “sacrifiquen a los débiles”, tratando de bregar por el fin de la cuarentena, hay que explicarle que los débiles son ellos. Los débiles no son las personas conscientes que se cuidan ellos en primer lugar haciendo la cuarentena y de esa forma contribuyen a romper la cadena de contagios para que no se multiplique la pandemia. Los débiles son los que no aguantan nada y están desesperados por salir a la calle. Si en vez de tener disciplina terminan con la cuarentena en Estados Unidos, o en México, antes de tiempo, lo que sucederá es que habrá una segunda ola de contagios, y entonces habrá muchos más muertos, y las medidas deberán durar mucho más tiempo. No darse cuenta de esto también es parte de la debilidad de esta gente.

Por otro lado, la fe es algo importante en la vida. También la fuerza de la oración es algo que la gente no conoce muy bien y que es mucho más real que lo que la mayoría de la gente piensa. Sin embargo, creer que si alguien con coronavirus te estornuda encima te va a salvar un escapulario, al estilo López Obrador, o la fe, en quien quieras, es parte de la ignorancia de esa gente y esa ignorancia es parte fundamental de esa debilidad.

La seguridad nunca es democrática. Si alguien me ataca en lo personal, tengo todo el derecho a defenderme, jurídicamente está comprendido en la figura de la defensa propia. En lo personal, no voy a hacer una encuesta a ver si a los demás les parece bien que me defienda o no. Les puede parecer como quiera, pero primero voy a defenderme. Con las medidas de seguridad y supervivencia de una sociedad sucede lo mismo. Un ejemplo muy claro lo constituye el Estado de Israel, en este sentido. Los judíos aprendieron con el Holocausto que mucha gente en le mundo, y muchos líderes mundiales incluido el Papa Pío XII, supieron del Holocausto y nadie los defendió. Por eso tienen como premisa si alguien los ataca defenderse ellos, por encima de si va a intervenir la ONU o los va a defender alguien más.

El coronavirus constituye un ataque masivo a las personas y a los países. Un ataque del que la mayoría de la humanidad está buscando las formas efectivas de defenderse.

A todos estos personajes, como Sergio Sarmiento, a los que las medidas de cuarentena obligatorias les parecen tiránicas, alguien les debería explicar que hay mucha gente que no entiende, que hay mucha otra gente a la que no le importa, hay gente que permanece en un nivel de ignorancia tal, que siguen diciendo que lo del virus es mentira. Por toda esa gente, está muy bien que las medidas de confinamiento o de cuarentena, como quieran llamarles, sean obligatorias y que al igual que como sucede con la Ley, nadie pueda argumentar su ignorancia para no cumplirla.

Y también hay que explicarle a esta clase de personajes que una sociedad no puede estar supeditada a la “libertad” de la gente que no entiende, que no le importa, o que es ignorante.