¿Y cuándo las cosas no resultan como esperaba?...

Decepción

Por Dr. Edmundo Guadarrama

La idea de un procedimiento estético en el que todo salga perfecto: sin dolor, con un resultado tal cual lo esperabas, sin complicaciones como una infección o sangrado y con un proceso de desinflamación corto, es lo ideal.  

Pero ¿qué pasa cuando las cosas no resultan como esperabas? ¿Qué pasa cuando alguno de estos puntos no se cumple?

Las respuestas son muy variadas.  

Dependen también de muchos factores. Podemos dividirlos en situaciones esperadas o informadas y situaciones inesperadas que también debieron informarse previamente. 

Comencemos con el dolor; el dolor es muy variable dependiendo de la sensibilidad individual, dependerá también del tipo de cirugía y qué tan extensa es.  Debemos estar conscientes que se puede controlar con analgésicos. Las cirugías estéticas llegan a ser bastante invasivas y debemos estar mentalizados a que seguramente habrá algo de dolor.  Pero en condiciones normales será un dolor que con el paso de los días y medicamentos apropiados desaparecerá. Lo mismo aplica para la inflamación; que será transitoria y, aunque sea molesta para el paciente, como lo he mencionado, desaparece.  El proceso tarda varias semanas, incluso meses para terminar por completo. 

Tanto el dolor como la inflamación son situaciones esperadas.  Pero ¿qué pasa cuando existe una complicación de verdad? ¿Qué sucede cuando hay sangrado después de la cirugía? ¿Una cicatriz que no cierra bien, o se abre? ¿Cuándo hay una infección? ¿Cuándo el resultado no es el deseado?

Se habla muy poco de esto, aunque todos los cirujanos lo mencionamos antes de operar y las pacientes firman un consentimiento informado, en el cual se detallan estas complicaciones que nadie desea pero que, sin embargo, pueden ocurrir.  

Las situaciones a las que me refiero difieren mucho entre sí, pero tienen algo en común: <<”¡Esto no lo esperaba doctor!”>>, <<”Por qué me sucedió a mi?”>>: frustración. El no saber exactamente por qué pasaron, sí las cosas; la necesidad de buscar a un culpable y el único a la vista es tu cirujano.  

Debo dejar las cosas muy claras: nada de esto es intencional y ni siquiera por falta de pericia.  Como cirujanos también experimentamos la misma frustración que los pacientes, pero no debemos quedarnos lamentándonos, por el contrario, el buen cirujano no solo es el que opera bien y tiene buenos resultados, sino el que es capaz de resolver complicaciones de manera pronta y apropiada, explicando bien la situación, buscando siempre el bienestar y tomando en cuenta en primer lugar la vida de su paciente.  

Quiero señalar que durante este proceso la relación médico-paciente debe reforzarse, médico y paciente deben entenderse, con base a una comunicación adecuada, apoyada en la máxima CONFIANZA.  

Es frecuente que cuando recibo pacientes operadas por algún colega que tuvo un resultado insatisfactorio o una complicación busquen mi desaprobación en su resultado o mi apoyo para culpar a su cirujano de algo que no ha salido bien, en pocas palabras, una segunda opinión. 

El mejor ejemplo de esto es una serie de televisión llamada “Botched” en las que los supuestos cirujanos con mirada y expresiones burlescas desaprueban por completo la cirugía de las pacientes que acuden al programa, que, por cierto, la mayor parte refieren haberse operado en Tijuana; cuando en realidad existen muy buenos cirujanos en Tijuana. 
No niego que en ocasiones esa segunda opinión es útil, puede tranquilizar en caso de que coincidan las opiniones. Pero qué sucede si los puntos de vista son diferentes o si esa segunda opinión resultó en un: <<“Yo te hubiera hecho todo diferente”>>, <<“Estás pésimamente operada”>>. 

En este punto es donde todo cambia. Y en especial, aquí quería llegar.  

Cuando tienes la confianza de operarte con tu cirujano, al que elegiste quizá después de ver a varios de ellos, CONFÍA en él, nadie te conoce mejor que el mismo cirujano que ya te ha operado, el que tiene tu historia clínica y el que sabe el procedimiento que te ha realizado, los pasos que elaboró en la cirugía y también tendrá más noción de cómo resolver alguna complicación o algún resultado insatisfactorio porque puede tener más evidencia para solucionar   el detalle que debe resolver.

En el manejo de complicaciones es cuando se conoce a los verdaderos cirujanos, aquellos que no te dejan, aquellos que apoyan, los que informan, explican, están presentes y te acompañan hasta la total recuperación. Obviamente, si no recibes esto de tu cirujano, una segunda opinión será necesaria. 

El cuerpo, la piel son órganos vivos y los resultados pueden llegar a ser predecibles en el 90% de las veces. Pero a veces si caemos en ese 10% podemos perder la cordura porque la complicación traerá consigo más tiempo de recuperación, molestias y seguramente, gastos.  Si perdemos el rumbo es fácil cometer algún error, divagando con nuevos médicos. Seamos conscientes que la Medicina no tiene la precisión de las Matemáticas. Sin embargo, es cierto que debemos estar en manos de médicos responsables, capaces y principalmente empáticos con nosotros como pacientes.  La confianza en tu médico es indispensable para operarte y también CUANDO LAS COSAS NO RESULTAN COMO LAS ESPERABAS. 
 

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