Ciudad de México.- Dentro de la agitada y estresante movilidad en el centro de la Ciudad de México se encuentra un breve remanso de paz y esparcimiento, el cual es otorgado por el paseo peatonal de la emblemática e histórica calle de Regina.
El cambio en este pequeño espacio es drástico después de caminar por zonas cercanas como Salto del Agua o Pino Suárez donde la actividad comercial y la inseguridad mantienen a los visitantes en alerta constante.
Al entrar a Regina y su tramo peatonal el tiempo parece detenerse al mirar a visitantes disfrutar del café, la cerveza o la comida que se sirve en terrazas o en las sillas colocadas a lo largo de la calle para convertir la caminata en un paseo acompañado de aromas y sabores.
Entre los restaurantes emblemáticos de este lugar se encuentra Don Chon, que desde 1924 ofrece a los comensales platillos de comida prehispánica.
Después y desde los tacos al pastor, las pizzas a la leña o los cortes de carne son apreciados por las personas que deciden quedarse o bien por los clientes asiduos a estos lugares que en su mayoría resaltan parejas, grupos de amigos y extranjeros.
En cambio, los vecinos de la zona deciden andar en bicicleta, pasear a sus perros o encontrar alguna de las actividades culturales que en ocasiones también se ofrecen al aire libre.
Aunque muchos lugares han sido remodelados, desde Bolívar hasta 20 de Noviembre, se combina los nuevos negocios con inmuebles del siglo XVI, XVI y XVIII.
En el espacio que cumple 10 años como corredor cultural se encuentra el ex convento de Regina, el Claustro de Sor Juana, el Colegio de las Vizcainas, centros culturales, museos, murales, vecindades y el jardín “Sueño de una tarde de domingo en el callejón el Cuajo”.
De poseer un estacionamiento y ser una de las calles más oscuras y peligrosas de la ciudad, Regina se ha convertido en un paseo obligado y recreativo dentro del Centro Histórico.
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