A propósito de Sinaloa en la 45 FIL de Minería: ¡Libros pariente!

Élmer Mendoza

Por Pablo Luna Luna

Para quienes no lo saben, Sinaloa es más que tomateros, corridos y series de narcos. Es quizá, fuera de la Ciudad de México y junto a Veracruz y Jalisco, la entidad que más propuestas literarias tiene en su haber, tanto en poesía y cuento, como en novela. 

Durante décadas ha sido un semillero de talento literario, opacado por cuestiones más bien políticas y mediáticas, que va desde los versos y prosas de Inés Arredondo, Gilberto Owen y Enrique González Rojo; hasta llegar a Jaime Labastida, Élmer Mendoza, Mario Bojórquez, Jesús Ramón Ibarra, Geney Beltrán, Alfonso Orejel y Juan José Rodríguez; por mencionar sólo algunos.

Así que, la 45 edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería fue el espacio ideal para hacer una pequeña muestra de su amplia producción literaria, en donde el Instituto de Cultura de Sinaloa (ISIC), la Universidad Autónoma (UAS) y seis editoriales, trabajaron de la mano para lograr 65 actividades en apenas 12 días de Feria.

Sinaloa contó con la participación de más de 120 personas entre escritores, talleristas, presentadores, e integrantes del equipo del ISIC, en donde destacó la presencia de las mujeres, además de un notable catálogo formado por más de 500 libros de literatura, ciencias y arte.

Y a propósito de esta participación, me di a la tarea de recuperar una antigua entrevista con Élmer Mendoza, autor de El amante de Janis Joplin y de la saga del Zurdo Mendienta, entre las que destacan Balas de plata y Nombre de perro, todas publicadas por editorial Tusquets.

La entrevista:
Élmer Mendoza: Intentando escribir la línea que no se ha escrito
Un periodista impaciente.
Se acaba el latte (deslactosado).
Revisa su correo 11:00, espera.
Revisa su correo 11:10, espera
Escribe, manda un beso, espera.
11:20 revisa su correo, marca.

Un escritor que no se deja atrapar.
tuuut…tuuut…tuuuut sin tono.
¡Ayuda!

11:36, la llamada se corta.
La llamada… se vuelve a cortar.
11: cuarenta y algo… al otro lado -¿bueno?
Un perro ladra.
Un percusionista cruza.

Por fin, en algún lugar de Baja California Sur, hemos encontrado a Élmer Mendoza, luego de un titubeo y los buenos días, viene la ráfaga de preguntas:

-¿Quién es Élmer Mendoza, según él mismo?

-Es un escritor mexicano que nació en Culiacán, Sinaloa, en 1949 y estudió literatura hispánica en la UNAM. Ha escrito textos fantásticos, pero debe su fama a la violencia, que ha trasladado a las letras en la saga de Edgar el “Zurdo” Mendieta.

-Hablar del crimen, de la narcocultura y la violencia plantea la pregunta ¿letras ágiles o “apología de la violencia”?

-No, no creo que ningún autor decente haría apología de la delincuencia. Lo que pasa es que es un tema gigante… y uno desarrolla algunas simpatías por ciertos personajes, porque somos aptos para apreciar las épicas, las aventuras; básicamente tiene que ver con las lecturas que hacemos de niños y un poco, también, que nos preparan para admirar a la gente que hace cosas fuera de lo común, aunque claro que no siempre distinguimos que “lo fuera de lo común” puede ser a favor o en contra de la ley.

El perro ha callado, ahora es el viento quién escolta la distancia, Élmer reflexiona:

-En nuestro país estamos más copados por el asunto de la corrupción, no hay un policía, un funcionario público o un procurador a quién admirar, realmente la mezcla se ensucia… y a la hora de llevarlo a la ficción, dicen algunos de mis críticos, que yo revelo cierta admiración por los delincuentes, pero esto tiene mucho que ver en que a veces consigo que al final los lectores le tengan, a alguno de mis delincuentes, más lástima o solidaridad que desprecio.

-¿Un personaje criminal humanizado que llegan a estar al margen o fuera de la ley..?

-Eso siempre está ahí. Nadie es completamente malo o bueno, siempre hay una matización… eso a mí me gusta, me permite trabajar aspectos ambiguos de mis personajes y esto los acerca mucho a los seres humanos.

La editorial Tusquets reeditó y publicó esta semana un libro de cuentos de Élmer Mendoza que salió por primera vez a la luz en 1989. Trancapalanca está formado por 23 textos, 23 cuentos, 23 historias diferentes que piden atención, sentido del humor y una reflexión:


-Si Trancapalanca lo lee alguien que no conoce la obra de Élmer Mendoza, quizá pensaría que se le olvidaron las comas, pero también da la impresión de que son textos muy íntimos, además de polisémicos, ¿Qué esperar del lector y de la crítica?

-He ido descubriendo cómo es que utilicé ciertos recursos o me atreví a intentar escrituras probablemente inéditas y lo que descubro, al hacer una regresión, es que eso de “inéditas” es una falacia, realmente siempre estuve aprendiendo. Pensé que había aprendido lo más fuerte de José Saramago, pero mis principales aprendizajes en relación a una propuesta rítmica, que tiene que ver con la puntuación, la aprendí en Fernando del Paso, un poco con Palinuro (…)  y más concretamente con Noticias del Imperio, porque ahí don Fernando hace intentos realmente extraordinarios de lo que es un ritmo cerrado, intenso, dinámico con base a la puntuación y desde luego a la supresión; aunque después me solté con Saramago, Trancapalanca está conectado temáticamente con Cortazar y Borges… y en relación a los ritmos con Fernando del Paso.

-Las historias y los personajes que se cruzan en Trancapalanca ¿Fueron de alguna forma el prefacio de las novelas de Élmer? ¿Cuál fue la evolución?

-Yo creo que sí, Trancapalanca es muy importante en mi vida porque fue un libro que me permitió descubrirme. Uno primero es invento de sus influencias, se mueve en ese ámbito donde sigue líneas establecidas y probadas; pero hay un momento en el que uno se reinventa en algunos aspectos y es lo que me pasó a mí: me encontré. Encontré la posibilidad del lenguaje y la de los espacios narrativos, la posibilidad de mezclar lo fantástico con lo real, el poder del lenguaje de la calle. Después, lo que hice en mi narrativa larga, es una proyección de Trancapalanca… y pues algunos de mis lectores que conocen este texto dicen que ahí nació todo.

Una pausa y estamos en Culiacán, buscamos en la Col Pop a esos personajes poderosos que el escritor deconstruye en varios de sus libros. Encontramos a un implicado:

-Una Parker o una Beretta ¿Con cuál de estas armas se le puede dar fin a El “Zurdo” Mendieta?

-Mmmm no… a ese policía no lo matarán con arma, creo que lo matarán de amor o de desamor (Mendoza ríe y hace una pausa) va a quedar por ahí al no poder controlar su desgracia, no poder encontrar alguien que lo quiera como se merece ¿no?, Ahí en Nombre de Perro le decían el “Gato”, tenia siete vidas, porque consiguió salvarse de una explosión. Intentaron acabarlo de otras formas, pero un policía que escapa a una bomba, es un policía que ha perdido el miedo a las posibilidades de ser acribillado. Pero creo que sí, lo que tiene que ver con el corazón a el “Zurdo” lo deshace, lo convierte en azúcar y ahí es endeble.

-¿Cómo merece ser querido el “Zurdo”?

-Como ser humano. Como policía es normal, un poco corrupto, pero que tiene el deseo de que la policía fuera otra cosa, que funcionara de acuerdo a las leyes, que fuera una profesión admirable. El recibe cada mes un par de mamilas llenas de dinero para que se comporte de cierta manera y lo admite sin cuestionarlo demasiado. Mendieta tiene ese perfil humano, pero en ese aspecto no sería muy querido, quizá acaso por los policías que dirían “ahhh este es igual que nosotros”. La gente yo creo que lo quiere porque es un hombre que ha sufrido, que fue violentado en la niñez y se sobrepone de vez en cuando a su pasado; y una persona que anda siempre en busca del amor merece nuestra atención y desearíamos aconsejarle para que tuviera mejor suerte. Entonces yo creo que será querido como eso, como una persona endeble, una persona a la que es necesario proteger de vez en cuando, pero del cual también podemos obtener protección y sentirnos seguros.

“La imaginación no tiene límites y tampoco patria”

Cuando Élmer Mendoza escribe, traza, forma, se puede decir que hasta define la palabra “buchón”, pero sin mencionarla, sin embargo señala que no es una palabra que utilicé y que además es relativamente nueva:


-¿Qué se necesita para lograr esto, se puede hacer esto con otro “estilo de vida”, otras formas de ser y de vivir… por ejemplo los “chilangos”?


-Creo que en primer lugar se tiene que hacer un estudio rápido de lo que es el lenguaje, un lenguaje básico, después de eso, ubicar los hechos que se quieren contar y al final la imaginación no tiene límites y tampoco patria, ni es regional, un autor de cualquier sitio puede montar estas historias, aunque a veces  el lenguaje es necesario porque sirve para crear los perfiles y también para trabajar la identidad. La palabra (buchón) es relativamente nueva, no está en mi corazón… hay expresiones más antiguas que son las que me gusta usar, que tienen más o menos el mismo poder.

-¿Cómo cuáles palabras?

-La misma palabra narco, la palabra gomero. Hablar de narco es describir un contexto, un oficio, un lenguaje, una actitud ante la vida.

-En la vida… de Élmer y de sus personajes, siempre hay referencias a la música, la literatura, y también a la comida ¿estos son vicios explícitos e implícitos del autor?


-Esa es una manera de compartir momentos específicos con los lectores. Al principio era como un juego, pero después descubrí que la música es parte importante del discurso y sirve mucho para crear un ambiente, una unidad con los lectores… utilizo canciones muy clásicas y entonces es muy fácil que las identifiquen; a veces me entero que hay personas que las graban, las seleccionan y eso es muy lindo, me parece más interesante…

-¿…y la comida?


-La comida es la vida de un país, una región. ¿Cuál es el platillo mexicano más conocido en el mundo? Si te lo preguntas te vas a tardar en responder… ¡es mucho!, no es como la comida china, española o francesa, no tienen un poder de penetración como la mexicana.

-¿Y cuál es el platillo de Élmer?


-¡El aguachile¡, creo que hay que consumir un aguachile temprano… ese te vuelve a la vida.

Parece que la distancia se ha roto, el sonido ambiente es menor, la confianza aflora con las risas y la imagen de la comida, ahora se da un tiempo de confesiones:

-¿Sino hubiera sido académico y escritor ¿dónde se ve Élmer Mendoza?


-(risas) ¡yo trabajando en la NASA! Quería estar donde está lo más avanzado de la ciencia…

-¿Ver la Tierra desde el espacio?

-ahhh, pues nunca soñé eso, pero soy fan de Bradbury, entonces yo creo que más bien la querría ver desde Marte. ¿Sabes? Porque ahora describen a Marte como redondo y la Tierra es redonda porque tiene agua, pero probablemente Marte nunca haya tenido agua… ¡para que veas que pienso en ello!

-¿Habrá algún personaje que vaya a la NASA, a Cabo Cañaveral?

-No me gustaría que fuera de vacaciones. Uno de mis planes es escribir una novela de ciencia ficción y lo he intentado unas cuatro o cinco veces, pero cuando te gusta hacer la cosas bien, sabes cuando algo no te está saliendo; no le he encontrado la ruta y el tono, no puedo terminarla, tengo que volver a empezar, partir de cero.

-Como en El Rey sigue siendo el Rey, ¿Élmer seguirá escribiendo?


-Estoy aquí porque tengo vocación, empecé a los 28 años y tomé una decisión, dejé prácticamente todo para serlo, aunque me hubiera gustado empezar a los 17 años, como algunos colegas que se descubren a esa edad tan temprana, pero estoy con decisión y aquí voy a seguir.


-Y respecto a las últimas críticas a sus libros, algunas no han sido muy favorables, ¿Qué le dejan? ¿Qué aportan?


-Es algo que desde un principio te dicen tus maestros: vas a tener en favor y en contra. Es bueno tener críticas, aunque hablen mal de uno. Leo las críticas en contra con mucho cuidado, porque muchas veces tienen razón, y como todo autor es perfectible, eso me permite cometer otros errores en mi siguiente novela.

-¿Recuerda alguna crítica… que quizá hasta haya sido aludida en alguno de sus textos?


-Ammm ¿en contra? (…ríe y hace una pausa, intenta) No recuerdo el nombre. Decía que yo me pasaba imitando, que mis novelas no tenían nada que ofrecer, que estaba engañando a los lectores…


-¿..les vendía espejitos?

-¡Ándale!, entonces pensé: sí es de muy mala fe. Porque puedo tener muchas fallas, puedo incluso hacer imitación, pero siempre estoy intentando escribir la línea que no se ha escrito…

-Sobre lo que no se ha escrito… de Janis Joplin a Samantha Valdés ¿Qué papel juegan las mujeres?

-Uno muy importante… no puedes crear un universo sin Eva pues, No importa que Eva se alié con la serpiente, no puedes dejar fuera el aspecto femenino, porque además es un gran reto, para los varones, construir personajes femeninos. Es difícil y yo tengo la idea de que mis mujeres sean fuertes, sean las que propongan líneas de vida, formas de interactuar socialmente; entonces siempre me están costando mucho trabajar a las mujeres. Para mi el universo femenino es muy importante, yo que he sido criado por mujeres: mi madre, mi hermana, mis tías, mi abuela, mi mujer; confío mucho en ellas, confío y hablo en ese sentido de la ambigüedad que tienen de la vida, del sentido del llanto y el sentido de la fortaleza. Creo mucho en las mujeres, aprendo mucho con ellas; entonces intentar crear un discurso narrativo con personajes femeninos vivos, intensos, impresionantes, es una tarea que me agrada.


*Despedida, a modo de nota:


Parar cerrar, Élmer Mendoza que es un formador de novelistas y ha compartido su labor con escritores como Arturo Pérez Reverte y Alejandro Almazán, prefiere recomendar a los escritores mexicanos porque considera que en las librerías hay pocos libros de autores nacionales y además, muchos de los que ahí venden son de “pasa página”…


¿Cuáles libros o autores recomienda y por qué?

*-Cristina Rivera Garza, porque es una autora que arriesga, es muy interesante, trabajadora y que siempre está contando historias de gran complicación para el lector común, pero que es muy provocadora.


*-Mónica Lavín que es una narrativa suelta, que llega al corazón. Una narrativa donde uno aprende cosas de la vida, cosas de la historia y el mundo femenino; además creo que es una narradora de gran solvencia, con novelas que tienen los arcos de tensión muy bien calculados.

*-Eduardo Antonio Parra es hoy por hoy el cuentista mexicano mejor dotado, que ha tenido el tino de elegir los temas y el lenguaje para contar historias realmente intensas.

*-Alejandro Almazán, un escritor de los “sucio”, pero que lo describe muy bien. Su novela más reciente “El más buscado” ha conseguido contar una historia estupenda en primera persona, con un personaje muy completo, además es muy fiel a una realidad, lo cual es muy difícil para un periodista, ser fiel a esa realidad sin caer… en el periodismo y poder moverse en la ficción.

*-Andrés Neuman, es un autor joven, argentino, ya ganó el Premio Alfaguara. Es muy trabajador, un gran buscador y que se ha revelado como cuentista… lo conocimos como novelistas con El viajero del siglo, pero como cuentista es estupendo, también como promotor de otros autores… creo que el y otro autores ayudaran a marcar lo que es la literatura de esta época.