Cómo ser feliz aunque todos se hagan millonarios con Bitcoin menos tú

Foto: Flickr de .bravelittlebird CC [CC BY-NC-SA 2.0]

Por Edith Esquivel

Era mayo de 2018 cuando se publicó este artículo sobre criptomonedas. Lo escribí porque todo el mundo me estaba preguntando al respecto, aunque a mí en lo personal el tema más candente de las inversiones me da sueñito. En 2018 era la sensación porque, como verás en la gráfica de abajo, Bitcoin tuvo un pico de crecimiento hasta entonces inaudito, que después se convirtió en un tsunami impresionante. 

Gráfica
 
Historial de precios Bitcoin-dólares. Fuente: CoinMetrics

En ese artículo de 2018 explico por qué yo no invertiría en criptomonedas… bueno, metafóricamente hablando, trapeé el piso con esta monedita electrónica y luego la enjuagué y exprimí en una cubeta llena de su propia agua puerca. En 2020, una persona escribió en los comentarios: “Me gustaría escuchar qué opina la persona que escribió este artículo hace dos años sobre la rentabilidad actual del bitcoin y otras criptomonedas que solo han aumentado”. 

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Esta persona quizás me imaginó lamentándome como la llorona por los pasillos desolados de la pobreza. “Ay, mi Bitcoin, aaaay mi Bitcoin”. Pero en realidad, en ese entonces yo seguía invirtiendo del mismo modo de siempre sin absolutamente ningún arrepentimiento ni asomo de insatisfacción.  

Bueno, no soy perfecta. Quizás sí me dio un poco de satisfacción cuando el Bitcoin se desplomó. A quién no le gusta que todos te digan: “Tenías razón”. Pero las inversiones son inciertas, y las mismas personas que en ese entonces me felicitaron, dentro de tres años podrían mandarme recordatorios de mi mamacita si el precio de las criptomonedas se dispara de nuevo. 

¡Con razón muchísima gente no quiere saber nada de inversiones financieras! ¡Qué vida tan miserable que tu felicidad y tu prestigio dependan de los vaivenes de una inversión! Y todavía hay gente que comparte su frustración en las redes sociales, calculando cuánto tendrían si no hubieran vendido tal o cual acción. ¡Hasta hay artículos como este que te permiten revolcarte en tu arrepentimiento como un cerdito se revolcaría en el lodo! ¡Cuánto habrías ganado si hace una o dos décadas hubieras invertido en Amazon, Apple, Microsoft o Google! ¡Serías millonario, caray!

Lo que estos artículos no te dicen es que es imposible predecir con exactitud cuál será el destino de las acciones de una compañía en particular, por lo que invertir todo tu capital en una sola empresa sería parecido a entrar en un casino a apostar tu casa a la ficha negra. La posibilidad de perder tu patrimonio es demasiado alta, y aunque ganaras la apuesta teniendo un resultado fenomenal, eso no cambia el hecho de que tu decisión de apostar tu casa haya sido pésima idea. Tuviste un buen resultado con una mala decisión. Por eso, si solamente recuerdas una frase de este artículo, quiero que sea esta:

“No puedes evaluar una decisión de inversión basándote en su resultado”.

Donde hay incertidumbre, hay mala y buena suerte. Volviendo al ejemplo anterior, imagina que sales del casino con el título de tu casa de un millón de pesos y otro millón de pesos en la bolsa. En vez de pensar que has tenido suerte, crees que has tomado una excelente decisión al apostar. ¡Eres tan inteligente! Y, por lo tanto, una semana después vuelves al casino. ¿Cuál es la probabilidad de que la suerte te siga sonriendo una y otra y otra vez? A fin de cuentas, las malas decisiones siempre ponen a las probabilidades en tu contra. Como la gran mayoría de los apostadores, acabarás perdiendo hasta la camisa. Cuando busqué en línea cuántos millonarios en las apuestas existen, solamente me aparecieron resultados de apostadores deportivos. Pero según expertos, solo 1% del total gana dinero jugando, y esto porque conoce bien los mercados y apuesta en partidos amañados. 

Pero si el entorno de las inversiones es incierto, entonces ¿qué más da invertir en Bitcoin o en acciones individuales o en algún otro instrumento? De todas maneras todo depende de la suerte, ¿no es cierto?

Falso.

Todas las inversiones tienen un elemento de incertidumbre que está fuera de nuestro control. Peeero, lo que sí puedes controlar es la calidad de tu decisión de inversión.  Tomar buenas decisiones aumenta tu probabilidad de tener buenos resultados, aunque no te los garantiza. Eso grábatelo bien: nadie puede garantizarte un resultado de inversión. De hecho, si te ofrecen una inversión de altos rendimientos garantizados por favor deja que en tu cerebro se prenda un foco rojo, porque segurito es un fraude. 
De igual manera, las malas decisiones de inversión aumentan tu probabilidad de tener un mal resultado. Si no podemos controlar el resultado, entonces mejoremos la calidad de la decisión. ¿Cómo? Siendo consistentes con una buena estrategia de inversión a largo plazo y resistiéndonos a caer en la trampa de obsesionarnos con observar los vaivenes de la bolsa… y más importante aún: hay que evitar cambiar la estrategia a cada rato. 

Una estrategia de inversión sensata requiere de cierta preparación de tu parte. Debes saber qué riesgo estás tomando, por qué lo estás tomando y cuál es el resultado esperado. Ya he escrito artículos donde detallo lo básico que debes conocer para invertir: 
1.    Tienes todo en orden para comenzar a invertir, como explico aquí
2.    Te comprendes a ti mismo, como te comento en este artículo
3.    Comprendes a las inversiones. En este artículo te cuento más.  
4.    Armas tu cartera con instrumentos de bajo riesgo y de riesgo moderado
5.    No pierdes de vista la importancia de la diversificación para reducir riesgos. Muchos huevos en muchas canastas. Este punto es la razón por la cual apostar todo tu dinero a Amazon o Google hace diez o veinte años hubiera sido una mala decisión con un buen resultado. Si inviertes en acciones individuales, la falta de diversificación te expondrá a un riesgo altísimo. 

En su libro: “¿Cuánto puedo gastar en el retiro?, Wade Pfau pone de ejemplo a dos grupos de personas con la misma estrategia de inversión y años de trabajo. La única diferencia entre ambos grupos es que uno se retiró en 1973 y el otro en 1975. Quienes se retiraron en 1973 alcanzaron una jubilación 36% mayor que los retirados en 1975. En su video titulado: “Cómo evaluar tus decisiones de inversión”, Ben Felix presenta muchos otros ejemplos que confirman la premisa: las buenas decisiones no siempre tienen buenos resultados. 

Saber esto debería darnos una mayor tranquilidad. Al concentrarnos únicamente en la estrategia de inversión que sí podemos controlar, tenemos permiso de olvidarnos de todo lo demás. Es más, es mucho mejor si nos olvidamos de todo lo demás. Si has hecho bien la tarea para elegir tu estrategia de inversión y no estás al pendiente de los vaivenes de precios, no solamente estarás más relajado y tendrás más tiempo libre para ver chismes de la farándula, sino que evitarás caer en el atajo mental llamado “heurística de disponibilidad”, es decir, el peligro de que al reconsiderar tu estrategia de inversión pesen más los sucesos más recientes, lo cual te impediría realizar una evaluación histórica balanceada y sensata. Las emociones son traicioneras, y los malos resultados pueden llevarnos a cambiar buenas decisiones por otras malas.

Y básicamente por eso seguiré sin invertir en criptomonedas y no me importa si de pronto todos los que invierten ahí se convierten en multimillonarios: no cambiaré de opinión. Yo hice una investigación a fondo en 2018 y con los años se fueron apilando cada vez más evidencias no solo de que las criptomonedas son de alto riesgo y no deben exceder el 5% de tu cartera, sino que además no cumplen con la promesa tantas veces sobada de ser un espacio para luchar contra el capitalismo, la explotación y los abusos del poder. Todo lo que necesitas saber del tema se resume perfectamente en este video.  

Toda inversión debe realizarse con miras a tomar un riesgo específico, por una razón específica, para un fin específico. Para juzgar la inversión nos basaremos solamente en la calidad del proceso de decisión y no en el resultado. Hasta las mejores decisiones pueden dar malos resultados debido a la suerte, y la mejor forma de reducir las probabilidades de un mal resultado es la diversificación en diferentes instrumentos, zonas geográficas y factores de riesgo. Por ejemplo, creando una cartera de inversión de bonos y acciones de diferentes países y sectores productivos. 

Oye, pero ¿es en serio? Si todos mis amigos y vecinos criptofans se vuelven millonarios y se pavonean frente a mi casa con sus trajes Dior y sus Ferrari y sus fotos de viajes exóticos, ¿de verdad no se me va a salir aunque sea una lagrimita?

Bueno, tal vez una pequeña. Pero será porque me entró una basurita al ojo, no porque me arrepienta de mi buena decisión. 

Ahora cuéntame de ti. ¿Alguna vez has cambiado una buena estrategia de inversión porque los resultados van mal?