Por Gerson Gómez

Mariana Rodríguez de García representa lo más valioso de la sociedad regiomontana. Por supuesto, viviendo en San Pedro Garza García.

En su hoja de vida existen logros impresionantes. Enumerar cada uno de ellos es validar a sus followers. Egresada de las páginas de sociales, Mariana a sus 28 años, puede ser considerada seria candidata a suceder al sinaloense Luis Donaldo Colosio Riojas en la alcaldía de la capital de Nuevo León.

Mariana, si, nuestra Mariana Monterrey, la de los lactarios, la demoledora de villas miseria de los niños abandonados al cuidado del DIF. La del cabello oscuro teñido a rubio cerveza clara. 

Nuestra semigobernadora, la mano derecha de Samuel García, el jurisconsulto de las esferas judiciales. La apuesta de Movimiento Ciudadano es barrer todo aquello llamado vieja política. Eliminar a los caciques del PRIANRD. Obtener los escaños de las diputaciones locales. Algunas federales. Sostener la senaduría con Luis Donaldo. 

Rasgar los imperios en Santa Catarina, San Pedro, San Nicolás y Ciudad Guadalupe. Los otros municipios ni siquiera cuenta con comités municipales para cuidar las casillas.

De obtener la alcaldía Mariana, los regiomontanos estarían colgando de un madero, la alternancia necesaria. Graduaría Cum Laude la carrera banal de Mariana Rodríguez. El repique de campanas en una posición tan honrosa como devaluada, al momento de elegir candidatos.

Condenar Monterrey a la colaboración irrestricta de la gubernatura y la capital de Nuevo León en una sola mano, en una sola familia.

Ese es el riesgo fatalista de quienes, de manera descarada, en los cruceros y avenidas, no en los comités de barriada, la publicidad de la próxima alcaldesa. Aun en el aire, la decisión. El aparato de estado, de colaboradores y donantes, nos acercan a la calamidad de la patente de corso familiar.