De Diana y las hienas hasta olvidar a nadie

Por Gerson Gómez

Diana y las hienas, de Virginia Hernández Reta
La autora coloca su huella poderosa en la escena literaria para que sus lectores bebamos del garrafón de su mirada incisiva, brutal, espejo al fin de los abismos de nuestra condición. La provocadora concisión del cuento es la horma precisa que da cuenta de las señas particulares de esta autora: una elegancia sin escrúpulos y la perturbadora fineza de lo no dicho. Ojo de bisturí, picota de minero, gancho al hígado… El lector no quedará indemne después de Diana y las hienas.

Xajays, de Antonio Calera-Grobet
La versatilidad con la que Antonio Calera-Grobet activa poesía con el relato, el ensayo, la fotografía, la bitácora y la música –sin tener que pasar por referencias de academia– es una de sus grandes virtudes como escritor. En Xajays nos encontramos de nuevo con este destello, pero ahora en forma de travesía. Una sucesión de párrafos que conectan su prosa a diversas latitudes y que son, a la vez, pasajes con atmósferas y cicatrices donde parpadean ojeras y el tiempo presente se dilata. Leer cada texto de este libro es como ir abriendo cajas que te ofrecen panoramas cargados de sinestesia y emociones profundas.

Aquí nadie va a llorar, de Mauricio Neblina
El protagonista de Aquí nadie va a llorar representa la antítesis del camino del héroe; él se arroja sin miramientos al despeñadero del desalmado. Sus actos indecibles, así como su tortuoso entendimiento de la existencia, devastan el alma de quienes seguimos su trayecto. Neblina tiene una virtud que lo eleva por encima de otros autores: su descaro y arrojo para describir, con todas sus letras, cualquier acto de bestialidad. Pero este libro no es sólo un espectáculo de sangre, también se nos desvelan con claridad los motivos que llevan a un individuo a convertirse en un ser inmundo. Esta es una novela de ruptura y de pericia literaria. En este libro nadie tiene salvación (ni los lectores) y en ello radica su belleza.

Olvidar a nadie, de Mercedes Álvarez y Brenda Ríos
¿Cuántas veces no hemos vencido con el pensamiento y el discurso, hasta que el cuerpo estuvo ahí, presente, diciendo su particular verdad? Brenda Ríos y Mercedes Álvarez, desde distintos países, con distintas experiencias, han encontrado en esta certeza un lenguaje común y, a partir del intercambio de correspondencia, dan cuenta de su vida sexual y sentimental a la vez que dejan plasmado lo que para ellas representa el deseo, siempre más fuerte que el vínculo con lo sexual, tantas veces fallido, como bien se desprende de las páginas de este libro corto, pero potente.