De valientes, embozados y movimientos por la paz

Por Gerson Gómez

El valiente ve la muerte sólo una vez de Diego Enrique Osorno 

En este libro, el lector descubre claro oscuros del poder. Son trabajos antes conocidos en sus versiones de publicaciones periódicas. Los héroes o antihéroes, ya han sido juzgados. Y no son más intocables. En su momento, Diego Enrique Osorno registró los aspectos más negros y retorcidos del acontecer nacional. Sus crónicas, nos han mostrado sin tapujos las realidades ocultas tras la “verdad oficial”, tras el silencio obligado por la censura o la autocensura derivada del miedo. Gracias a su pluma hemos conocido de cerca a los criminales dueños de los poderes políticos o fácticos y, sobre todo, a las víctimas inermes que nos estremecen de dolor e impotencia. 

En estas páginas, sin embargo, Osorno plasma algo más que la simple resistencia de aquellos que sufren los embates del México Violento y su panda de corruptos: la dimensión heroica de quienes deciden poner un límite y oponerse a la impunidad; la gesta individual, solitaria, de quienes luchan a contracorriente para salvar lo que aún no ha sucumbido al naufragio. 

Desde el ranchero que armas en mano defiende su tierra de un grupo de criminales como ha vuelto a suceder durante esta semana, pasando por el alcalde insuflado y engreído, determinado a hacer lo necesario para que los habitantes de su ciudad no sean víctimas de la delincuencia, hasta un par de fiscales norteños enfrentados a la corrupción de los políticos sin ayuda del gobierno, El valiente ve la muerte sólo una vez es en el fondo un homenaje al valor de unos cuantos habitantes del norte del país que, pese a las adversidades, han sabido mantener la dignidad aunque en ello les vaya el prestigio o la vida. 

Crónica de un país embozado de Laura Castellanos 

 Ésta es la crónica de un México devastado. En su geografía hay personas que se cubren el rostro con máscaras de nailon, pasamontañas, paliacates, capuchas, mascadas, camisetas. Los embozos exponen sin proponérselo esa devastación y son empleados –de forma ocasional o permanente– con distintos fines: confrontarse con el Estado, defender una comunidad o un territorio, proteger la propia vida u ocultarse para delinquir, reprimir, matar.  

La historia de México bien puede escribirse a través de los resortes y los saldos de la subversión. Están presentes en esta crónica las expresiones de radicalidad o de violencia popular más visibles en los últimos veinticinco años: las guerrilleras, el Ejército Zapatista, la vertiente anarquista que comete sabotajes, las autodefensas y las guardias comunitarias. Se dirá que las manifestaciones subversivas son marginales y con poco impacto político, pero cada una, con sus particularidades, ha expuesto el recrudecimiento de la violencia estructural. Y algunas tienen visos de crecimiento, como las autodefensas y los movimientos de resistencias contra cientos de megaproyectos.  

Esta narración reivindica la dimensión humana del periodismo que acude al lugar de los hechos a reportear sobre el terreno y recoger directamente las voces. Es una crónica escrita al revés: su puerto de partida es nuestro presente y transita hacia nuestro pasado. Es una muestra de lo que ya no debe perpetuarse. Al hacer este viaje mirando al ayer, podemos imaginar el destino al que nos dirigimos si en México no erradicamos genuinamente la violencia organizada ni concretamos los cambios estructurales que apremian. 

El Movimiento por la paz con justicia y dignidad de Eduardo Vázquez Martín, Javier Sicilia

El propósito de este libro es doble: primero, el de dar claridad a un movimiento que nació del dolor de las víctimas y en medio del vendaval de la violencia que padece nuestro país; y segundo, el de documentar esta modesta contribución de algunos cientos de mexicanos –que en su momento de mayor incidencia pública lograron movilizar a decenas de miles– a los empeños hacia una paz con justicia, a la construcción de una patria digna, un estado de derecho, un país incluyente con libertad para todas y todos. 

Este libro es un panorama retrospectivo que refleja la naturaleza y evolución del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: el dolor y la indignación de Javier Sicilia y otras víctimas transformados en movilización social; la visibilización de las víctimas a través de las caravanas al norte, al sur y a los Estados Unidos; los debates, consensos y disensos de Ciudad Juárez; la relación del MPJD con diversas organizaciones de la sociedad civil, con el EZLN y las iglesias, así como las acciones de resistencia civil llevadas a cabo por el movimiento dentro de la cultura de la no violencia. Se incluyen además algunos documentos valiosos por ser reflexiones colectivas que en diferentes momentos se convirtieron en la voz misma del Movimiento, así como los poemas más significativos que acompañaron sus acciones o incluso fueron escritos al calor de las movilizaciones. 

A cada cual su cielo de Fabio Morábito 

A cada cual su cielo está escrito en cierta forma contra la idea de la importancia. Situaciones mínimas adquieren un grosor inesperado, en virtud de que el poeta ha dilatado de tal manera su mirada sobre las cosas, que no encuentra sustanciales diferencias de grado entre ellas. Los pies de las mujeres turcas; las sábanas tendidas en la azotea que nos liberan de la idea de Dios; la angustia de no saber cómo llegar a Puebla, que está a sólo dos horas de camino; la anuencia a perder un diente por cada buen poema escrito o la nostalgia por un perro del que uno fue dueño sólo una noche, son algunos destellos que asaltan al poeta desde ángulos dispares, obligándolo a escarbar cada vez en una dirección distinta para encontrar sentido a su vida. Permea este libro la idea de la poesía como un estado de radical disponibilidad, en donde cada poema debe conquistarse con la convicción de poder escribirlo, como si fuera el primero. Frente a eso, la experiencia y el oficio son vistos como un surco que nos puede aprisionar, y de ahí, tal vez, la presencia frecuente de anomalías físicas y de estados de excepción (el último hablante de un idioma, el mudo, el ciego, el que le da la espalda a la fiesta o el personaje no identificado en la foto), como si en ellos el poeta intuyera un posible camino hacia una vida más plena.