El sonido del cascabel

Foto: Pixabay

Por Gerson Gómez

México es surreal. Despreocupado. Sin empeño. Donde vale más el dos de bastos. El salir a robar. Lo hacen en el transporte urbano. En las carreteras. En las oficinas de gobierno. Los grandes corporativos tienen sus agregados.

Los contratos de las agencias de derecho penal, fiscal, laboral, civil, internacional vienen a resultado de callejones favorables.

En prisión domiciliaria va quien tiene potencial financiero. Aquel sinvergüenza con derecho de picaporte. 

Lo curioso. Todos los indiciados, los transgresores de la ley, los de las palancas, adolecen y pasan de la enfermería al hospital, con televisión con cable y acceso a internet.

En el Japón, país exótico, sus tradiciones judiciales tienen jueces tan implacables, con seguridad de los procesos de los fiscales, desde el momento de la detención.

Su numeral dicta el 99% de culpabilidad. Mientras en México, solo el 2 % de los delitos se logra castigar.

Colocarle el cascabel al gato es purgar todo el sistema. No solo el de impartición de justicia. También el social. Dando la certeza de denunciar al vecino ratero. A la vecina narcomenudista. A los chavos de la determinación a faltar al respeto a las demás.

Invertir el proceso histórico es la sumatoria de todas las partes. No solo la prisión preventiva o el arraigo. Esa zona pantanosa donde no existe el tiempo, el lugar y el espacio.
 

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