La patria potestad

Es el escudo humano. La última forma de chantaje. Con eso se golpea a la pareja menos favorecida. Pasajes al tren de la desidia. Los vemos en la hermosa mansión de Cepillín en la colonia Obispado.

Quienes comparten ese privilegio deben mediar con sus exparejas. Se les impide el ingreso de los dispositivos móviles. Guardan apenas en la memoria las imágenes de los menores.

La patria potestad es el hermoso término legal donde se reconoce la figura de la responsabilidad ciudadana. Donde el país asienta las bases de la siguiente generación. Saludable, comprometida y libertaria.

Potestad es el permiso especializado, de las instancias de prevención a la violencia vicaria y al chantaje sentimental.

Entre la simulación de la sanidad mental, en los hogares desechos, incumple el DIF con las visitas de los trabajadores sociales a las casas divorciadas, abandonadas o con actividades dudosas.

Solo le da tramite a la numerología. Acata las sentencias de los juzgados familiares orales. El desbordamiento de emociones, de dictámenes y hasta de situaciones reales de peligro.

Las cápsulas mentales de letargo, venganza y dipsomanía, marca con tinta indeleble la fragilidad con el odio. 

La patria potestad debe reflejar tres ámbitos de gobierno. Incluso una cuarta. La de la salud metafísica para tomarse de una reflexión de no culpabilidad de los menores.

Mientras tanto, las filas en la mansión González seguirá con el inútil cuento de hadas. De la separación amistosa y la relación fraterna con ambas partes agraviadas.
 

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