La polémica donde no hay

Foto: Pixabay

Por Gerson Gómez

Nacimos en una época donde el ultrasonido para los embarazos estaba por años de ser implementado. Nuestros padres debieron guardar en el bolsillo las dos posibilidades para nuestros nombres de pila.

Ya fuera del abuelo favorito o de las abuelas. Así no fallar en los compromisos. De la ropa, colores neutros, como el amarillo del pollito o el blanco de la pureza.

Eso sí, con muchas telas para pañales. Los desechables, ese implemento exótico del petróleo y la industria del plástico, inconseguibles en el mercado nacional.

Lavadoras de dos tinas. Incluso, a mano, para quitar las manchas profundas. 

Decidir en el 2023 criar a los hijos, en las predicas absurdas de los nuevos candidatos a la paternidad y la maternidad, incluso en la soltería, muestra la poca efectividad de las pastillas para la memoria o del hierro antediluviano.

El niño o la niña nacen por encima de sesgo alguno. Los patrones de la identificación social se las proporciona el ejemplo.

Imagina el llamado a la mesa: hije ven a comer, los alimentos ya están servidos.

Crear polémica no es un asunto nuevo. Tampoco lo es la prostitución por nada disimulada en las redes de Only Fans. 

En los programas nocturnos, los de la televisión abierta, transmiten la basura social. A esos progenitores. Los de las esposas o parejas trofeo. Socios de narcos, tratantes de blancas y delincuentes sociales con el cuello negro.
 

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