Teatro del dolor

Foto: Gerson Gómez

Por Gerson Gómez

Liberado el circo nos quedó la rabia. 

A lo largo de Pino Suárez el contingente. Su reina este año es el olvido. Los divergentes sexuales le rinden pleitesía.

La marcha del gay pride 2022 es extensa. Colorida como su bandera. En los postes de luz la bandera colocada en lo alto. 

Los caminantes bailan. Las consignas hablan de la invisibilidad. De la tolerancia a sus naturales pensamientos. Tan lejos de la reflexión. Tan cerca de la violencia.

Entre la confusión, el aroma del cannabis. El sol se soporta con cerveza, se hidratan al aire libre. Hoy todo se les tolera desde el palacio de gobierno. El salvoconducto vence entrada la mañana del domingo.

Los divergentes en el convoy de autos y de plataformas de autos, brindan su orgullo de cuerpos en plena ebullición.

La Reina Mariana Rodríguez luce whitemexican clean. Sonríe sin la preocupación de llenar cubetas o ducharse con vasos de los festivales en el Parque Fundidora.

Pleonasmo de humor involuntarios. Si no brincas eres buga. Heterosexual.

Nuestra plancha de Gran Plaza, en el pasillo a los Tres Museos, las Secretarías del Estado ofrecen servicios de orientación.

Prudence regala preservativos de colores y sabores. El ejercicio visual incluye vallenato, canciones lloronas al estilo de la Durcal y Juanga.

Luego las entregas de premios. En el Wateke-Jardín-La Colorina el after. Las filas de entrada son interminables.

El circo romano, la maroma justiciera y el teatro del dolor, les da muy buenos dividendos políticos a los mismos cinco de siempre.