¿Las empresas deberían ‘escapar’ de la IA?

inteligencia artificial David Somoza

Por David Somoza Mosquera

Hasta ahora nadie ha podido llegar a una conclusión definitiva sobre si la inteligencia artificial (IA) es un "ángel" o un "demonio". Por un lado, es indiscutible los graves riesgos que reviste -y esto ya se ha puesto en evidencia- y, por el otro, es innegable sus beneficios. Sus ventajas también han sido ampliamente demostradas: ha impulsado la automatización, la eficiencia y la innovación en múltiples sectores.

Y mientras continúa este debate, es un hecho que hoy estamos a las puertas de otra nueva ola tecnológica y que las empresas, para no perder posición competitiva, deben adaptarse a estos avances y enfrentar los desafíos que la implementación de la inteligencia artificial generativa (GenAI) plantea.

Lo cierto, como bien señala la firma de consultoría Ernst & Young, también conocida como EY, es que “no hay forma de escapar de ello”. La razón que expone es que GenAI tiene un potencial transformador y lo respalda con cifras: se espera que ese mercado experimente un crecimiento continuo en los próximos años. Según una estimación, alcanzará más de 1 billón de dólares en ingresos para 2032, con una tasa de crecimiento anual de 42%.  

Pero más allá de esos impresionantes números, nadie puede negar que la inteligencia artificial está sacudiendo el mundo empresarial. Julie Boland, presidenta y directora de EY US y socia director de América, lo resume perfectamente en su análisis How the human-centric GenAI journey drives trust con estas palabras:  

"A medida que las empresas continúan invirtiendo en GenAI, los líderes empresariales tienen una oportunidad significativa no solo de impulsar la eficiencia y reducir costos, sino también de reimaginar la naturaleza misma del trabajo, aumentando la inteligencia humana en lugar de reemplazarla".  

Pero no todos se sienten tan seguro de ello. De acuerdo con una investigación de EY, muchos empleados de todas las industrias siguen preocupados por el uso de la IA en el trabajo en aspectos como el uso ético, la seguridad laboral y el riesgo legal, entre otros.  

Entonces, ¿cómo pueden las empresas mitigar estos temores? "Las organizaciones necesitan implementar GenAI y otras tecnologías nuevas con las personas en el centro", asegura Boland.  

Es decir, para los líderes que buscan aprovechar el poder de la IA de manera responsable, adoptar un enfoque centrado en el ser humano es vital. Esto incluye -según Boland- sólidas oportunidades de aprendizaje y mejora de habilidades, comunicación transparente y pautas de uso claras para una implementación efectiva.

Tal es el impacto de esta tecnología que el Foro Económico Mundial no quería quedar rezagado y como antesala al evento que se realizó en enero de este año en Davos, compartió una serie de reflexiones. Una de ellas es la referida al futuro del trabajo ante las avasallantes innovaciones tecnológicas que estamos presenciando y aquellas que están por venir.  

El punto de partida es la pregunta con la que titula su análisis: Por qué debemos enfocarnos en las habilidades durante la disrupción tecnológica del mercado laboral. La respuesta tiene que ver precisamente con el impacto que ya está teniendo la tecnología en la dinámica laboral.  

Las previsiones -advirtió el Foro de Davos- es que la automatización y la inteligencia artificial crearán 12 millones de puestos de trabajo más de los que desplazarán de aquí a 2025. “Esta paradójica situación pone de relieve el potencial transformador de la tecnología, que no sólo desplaza funciones, sino que también genera nuevas oportunidades”, indica.

Sin embargo, esas nuevas oportunidades laborales también traen consigo grandes desafíos y el principal es la necesidad de un cambio de paradigma en la forma en que los individuos abordan el desarrollo profesional. Surge una clara necesidad de una mano de obra altamente adaptable y con las competencias que exigen las nuevas funciones.

Entonces, ¿las empresas deberían ‘escapar’ de la IA? Lo recomendable sería adoptarla siendo responsables tanto las empresas como los profesionales. La solución no está en ignorarla. Ignorarla es quedarse atrás.