Practicar para ser un líder influyente

Por David Somoza Mosquera

El concepto de liderazgo ha ido cambiando a lo largo de los años y, en la actualidad, las empresas modernas saben que los buenos líderes humanos son buenos jefes, pues están comprometidos con el desarrollo de su equipo, con alcanzar las metas y objetivos trazados e impulsar a la empresa que representa.

Así que nunca es tarde para ser un líder y formarse para ello. De hecho, no se necesita ser "el jefe" para perfeccionar las habilidades de liderazgo y convertirse en un miembro del equipo respetado e influyente. Y es Matt Mayberry, exjugador de la NFL y experto en liderazgo, quien ofrece pistas para lograrlo.

“Para convertirnos en una persona influyente en el trabajo, a menudo se nos dice que debemos ascender de rango o reunir una serie de credenciales, pero esto es un gran error. La mayoría de las personas no se identifican como ‘líderes’ a menos que esté escrito en su función, a pesar de que el liderazgo es una habilidad, no un título”, advierte en su análisis You Don’t Need to Be “the Boss” to Be a Leader.

Para él, los mejores líderes no esperan a un ascenso, comienzan a practicar mucho antes de eso. “En su forma más pura, el liderazgo en el trabajo es la capacidad y el deseo de aceptar la responsabilidad de su carrera. Implica tener una visión que no solo te beneficie a ti, sino también a tu organización y a tus colegas. Los líderes son hábiles para influir en otros para que crean en esa visión y ganar seguidores que los ayudarán a tener un impacto”.

Sin embargo, no basta con desear ser un líder o tener un talento innato, también es necesario desarrollar las habilidades y competencias requeridas para liderar en el entorno de hoy, con sus constantes cambios y tensiones. De modo que Mayberry plantea tres acciones que puede emprender una persona para perfeccionar su liderazgo:

-Dedicar tiempo al crecimiento diario. Cuando un apersona mejora sus habilidades se convierte en una versión ligeramente mejor de sí mismo con respecto al día anterior e inicia el proceso de volverse más valioso en términos de lo que puede ofrecer y el nivel de impacto que puede generar.

-Descubrir y aprovechar sus fortalezas personales. Si bien todas las personas tienen áreas en las que pueden mejorar, cuando se trata de generar influencia, su ventaja radicará en descubrir sus puntos fuertes y utilizarlos lo mejor que pueda.

-Mejorar su capacidad de conectar con la gente. “Cuando se trata de liderazgo, “hacer conexiones genuinas es más ventajoso, y cualquier persona, introvertida, ambivertida o extrovertida puede aprender a hacerlo. Todo se reduce a cómo nos comunicamos, más que a lo que comunicamos. Puede practicar esta habilidad siendo intencional en sus interacciones con los demás: sea vulnerable, auténtico y empático”, dice Mayberry.

Lo anterior implica que el punto de partida para convertirse en un líder influyente es que este cambie su perspectiva y mentalidad, pues ya no se trata, por ejemplo, de pensar solo en sí mismo o de lo que obtendrá en el trabajo. 

Los líderes fuertes, aquellos que destacan de los demás, son lo que saben -como bien lo expone Mayberry, que su nivel de éxito es directamente proporcional al valor que agregan a su equipo u organización, y la cantidad de personas a las que impactan como resultado.

Entonces, es el momento de practicar para ser un líder influyente.