Líderes con la ‘apariencia correcta’

apariencia correcta David Somoza

Por David Somoza Mosquera

¿En la última década han cambiado las percepciones sobre cuáles deben ser los principales atributos de un líder? Todo apunta a que sí, tal y como lo revela una investigación de Sylvia Ann Hewlet, economista y CEO de Hewlett Consulting Partners, basada en las encuestas que realizó en 2012 y 2022 a ejecutivos de negocios. 

A ellos se le pidió que clasificaran la importancia de 25 rasgos de liderazgo y en función de sus respuestas se llegó a la conclusión de que si bien durante mucho tiempo a los pichones a líderes se les decía que necesitaban “presencia ejecutiva” para ser considerados para puestos de alto nivel, ahora las cosas han cambiado. 

Los tres atributos —seriedad, fuertes habilidades de comunicación y la apariencia “correcta”— que tradicionalmente se consideraban claves para los líderes en los entornos corporativos aún lo siguen siendo, pero bajo otras aristas. 

Ante ello, se plantean dos preguntas: ¿qué constituye actualmente la “presencia ejecutiva”? Y ¿cómo han cambiado las expectativas sobre los rasgos de liderazgo?

Hewlet, en su análisis The New Rules of Executive Presence, publicado a principios de este año en Harvard Business Review, busca dar respuesta a tales interrogantes. Parte del hecho de que los “tumultuosos cambios económicos, culturales y tecnológicos” que se han producido en los últimos 10 años han marcado los atributos que influyen cada vez más en la “presencia ejecutiva”.

“Para proyectar seriedad, es necesario parecer confiado, decidido y tener una visión clara. Pero un elemento cada vez más importante de seriedad es ser inclusivo: no sólo contratar personas con diversos orígenes y darles a todos una oportunidad justa de ascender en la escala, sino también garantizar que todos los empleados se sientan respetados y apoyados”, advierte la autora.

En cuanto a las fuertes habilidades de comunicación, sostiene que comunicarse bien siempre ha implicado hablar y escribir con claridad y tener la capacidad de dominar la sala. “En el nuevo mundo laboral, controlar el Zoom (u otras formas de reuniones virtuales) es igualmente importante. Comunicarse con presencia ejecutiva hoy en día también requiere escuchar y aprender, en lugar de comunicarse con la fuerza”.

Y sobre la apariencia “correcta” asegura que, en la actualidad, es el atributo menos relevante y el que más ha cambiado entre 2012 y 2022. “La autenticidad, que no fue registrada por los encuestados hace 10 años, ahora es valorada. Para ser vistos hoy como material de liderazgo, se espera que los ejecutivos revelen quiénes son fundamentalmente, no que imiten algún modelo anticuado e idealizado de lo que significa ser ‘profesional”.

Esa nueva “presencia ejecutiva” no debería generar aprehensión entre los líderes, sino más bien seguridad.

“No tiene que ser algún tipo de genio para descifrar el código de presencia ejecutiva, simplemente debe actuar, hablar y aparecer de manera que lo diferencie como líder”, afirma Hewit.

Eso empieza por saber qué comportamientos son los más valorados en la empresa de la que forma parte y, luego, comprometerse a hacer el trabajo de encarnar y mostrar esos rasgos de una manera única, diferenciadora. 

También hay que tener presente que existen otros dos rasgos que no han pasado de moda y que son igual de importantes. Se trata de la confianza y la decisión, los cuales siguen siendo los más buscados porque contribuyen a la seriedad, que representa la mayor parte de la “presencia ejecutiva”. 

Sin embargo, la inclusión, en todas sus manifestaciones (respetar a los demás, escuchar para aprender, telegrafiar la autenticidad), ha figurado en la lista de los componentes más valorados de las tres dimensiones de la presencia ejecutiva. “Ese cambio refleja el nuevo peso de la diversidad, la equidad y la inclusión en la estrategia empresarial”, dice la investigadora.

Al final, lo que queda demostrado es que el viejo ideal de líder se ha ido erosionando y ahora es otro el modelo de liderazgo preferido.