La nueva normalidad, en tiempos de López Obrador

Espada de Dos Manos

Por Marcelo Fabián Monges / Escritor y periodista

La nueva normalidad que ha instaurado López Obrador en el país, va mucho más allá de los efectos de la pandemia y las consecuencias del coronavirus. La “nueva normalidad” de López Obrador se ha instaurado desde el mismo día que asumió el poder y tiene como centro la lucha permanente del presidente vs. la realidad y la firme voluntad de gobernar en base a sus caprichos personales y no a las necesidades reales del país. Esta “nueva modalidad” tiene características muy bien definidas. En realidad, es un ejercicio antidemocrático, en el que la cuarta transformación se salta las leyes cada vez que puede, o las tuerce o las modifica a su antojo para imponer privilegios y obtener prebendas para sus principales personajes y beneficiarios, como para su “proyecto de nación”, que en realidad no es otra cosa que la muy personal y anquilosada visión de López Obrador, de gobernar ya no permitiendo la corrupción de “los otros” y fomentando la de sus propias filas, sin ningún otro pudor, que mentir descaradamente en el discurso.

La “nueva normalidad” de López Obrador es una práctica del ejercicio del poder que está basada en las vilezas más bajas que pueda tener un ser humano. Mentir permanentemente, atacar a todo aquel que reclame algo justo o legítimo, o que necesite realmente, como lo es el caso de los padres de niños con cáncer, o de los médicos que permanentemente durante la pandemia han solicitado equipos de protección e insumos.

La “nueva normalidad” de López Obrador, está basada en la simulación, en resolver los problemas con la foto, y no en la realidad. Esto es lo que ha hecho desde que asumió el poder y durante todo el transcurso de la pandemia.

En lo económico, la “nueva normalidad” de López Obrador, es haber pasado del nulo crecimiento al crecimiento menos cero, lo cual era anterior a la pandemia, como todos conocemos, y profundizará sin duda la crisis provocada por el coronavirus, frente a un gobierno dispuesto a no ayudar a nadie en la realidad, ni con condonación de impuestos, ni estableciendo pagos en cuotas para estos, y dejando fundir a cientos de miles de negocios y pequeñas empresas, a las que López Obrador odia, por el solo hecho de que pertenecen a personas que han logrado algo propio en la vida, y a su visión troskista de la realidad, que ve en cualquiera que tenga un solo empleado, a un patrón, y por lo tanto, a un enemigo.

López Obrador no establece ninguna nueva normalidad como salida de la pandemia. Por el contrario, profundiza los vicios, errores, la ineptitud y la práctica de la mentira permanente para vender un paquete de medidas que no tienen ningún asidero en la realidad, porque se pretenden llevar adelante sin la realización de pruebas, sin testeos permanentes, sin parámetros de medición reales, y se pretende suplantar todo esto con la pura versión del presidente de cómo va el estado de la pandemia dictado al bufón que ha estado a cargo de la lucha contra la pandemia, desde Palacio Nacional, el subsecretario Hugo López Gatell, quien se encarga de dibujar las cifras de casos y de muertos hasta el ridículo, y así, asistir entonces al espectáculo dantesco que se presenta desde Palacio Nacional, según el cual México un día tiene 470 muertos y al día siguiente tiene unos 200 muertos, por el solo hecho de que López Obrador quiere mostrar que vamos mejor y acatando la instrucción, López Gatell, con la misma sonrisa de quien vende helados o nieves, dibuja las cifras según la voluntad de su amo y empleador.  

La nueva normalidad de López Obrador es la normalización del desastre. Los ataques permanentes a la prensa. El uso del púlpito presidencial, no para proponer, para dirigir, para informar, para liderar, sino para amenazar, como lo acaba de hacer con los gobernadores, a quienes les dijo que “no vayan a terminar en el bote”, para insultar, para la propaganda política, y sobre todo, para mentir con medidas y soluciones que son un puro invento en la retórica presidencial y que no tiene cómo concretar en la realidad, como la creación de dos millones de empleos que asegura que va a crear en medio del cierre de negocios y empresas.

En este sentido, la “nueva normalidad” de López Obrador es un ejercicio permanente de esquizofrenia, en donde el presidente tiene su mayor batalla en su lucha contra la realidad, y está empeñado en que la realidad no sea como es, sino como él quiere contarnos a todos que él quiere que sea; y cómo  la debemos ver, y quien no la vea así, es su enemigo, es conservador, está a favor de la corrupción y no quiere el avance de las transformaciones que él propone, que van desde el uso del carbón en vez de las energías limpias, hasta la concesión de la mayoría de los contratos sin licitaciones.

Esta visión y conducta esquizofrénica de López Obrador, convertida en política de Estado, es la nueva normalidad de López Obrador. Como en toda circunstancia límite, cada persona reacciona mostrando realmente cómo es, López Obrador no escapa a esa premisa sin ninguna duda. Entonces, frente a la crisis provocada por la pandemia, su falta de ideas, de soluciones, de visión, de buenos sentimientos para con los distintos sectores sociales, solo profundiza el desastre.

La nueva normalidad de López Obrador ni es nueva ni tiene nada de normal. Es, en realidad, una conducta que él ha convertido en política de Estado, y que está basada en grandes anuncios rimbombantes, que en la enorme mayoría de los casos son una vergonzosa y criminal mentira, como lo ha sido el anuncio de la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, de que ese organismo haría “700 ventiladores” mecánicos para pacientes graves de enfermedades infecciosas agudas respiratorias, o para el caso, para pacientes graves de coronavirus, y que los tendrían listos para el 15 de mayo. Cuando escuché el anuncio, dije, esto es mentira, como todo lo que hacen. Llegó el 15 de mayo, y el 20, y el 25 y así, y el Conacyt de López Obrador nunca tuvo listo los ventiladores. Fueron puro anuncio. Esta es la nueva normalidad de López Obrador. Algo que se condice perfectamente con su anuncio de campaña de que la violencia se terminaría el primer día que asumiera el gobierno. Algo en sumo ridículo, que no solamente no sucedió, sino por el contrario, todas las veces, el último mes es el más violento desde que se tenga registro desde que está en el gobierno y así seguirá siendo, aunque haya mandado al Ejército a las calles y militarice el país, porque no tiene ninguna estrategia real en materia de seguridad, que no sea “no perseguir a los capos del narco”.

https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/24/conacyt-anuncio-la-entrega-de-700-ventiladores-en-mayo-a-pesar-de-los-obstaculos-de-la-ciencia-neoliberal/

La “nueva normalidad” de López Obrador se basa en negar los hechos, es la forma de resolverlos. Como lo ha hecho sucesivamente con la violencia contra las mujeres desde el púlpito presidencial. Y con una torpeza difícil de creer, publicaron este martes desde el ámbito de la oficina de Jesús Ramírez Cuevas, ese clip con su pretendida “campaña” “Cuenta hasta diez”, donde se puede ver a personajes con una cara de intolerantes con los que nadie sano mentalmente querría convivir, tratándose de contener para no responder con violencia en el ámbito familiar. Es decir, son expertos en generar consensos en contra y por lo mismo, en salir después a decir que los critican quienes quieran que fracasen. Así como en los parques de diversiones existen los trenes fantasmas o la Casa de la Llorona, la nueva normalidad de López Obrador es como una muy mala película de la política nacional, donde se sucede una escena patética detrás de otra. Y así será hasta el final del sexenio, o mientras López Obrador permanezca ocupando y sahumando la Silla del Águila.

Las cifras de muertos.

El gobierno de López Obrador ha mentido desde el primer día de la pandemia. Lo asombroso es que recién ahora, algunos líderes de opinión parecen caer en cuenta que López Gatell no ha acertado en sus predicciones. Esto debido a que ha ido cambiando las fechas del fin de las medidas de confinamiento y de sana distancia, y por lo tanto, del fin de la pandemia. Es decir, cambian de opinión al ver que esto no se acaba, que se posterga la reactivación económica, pero no lo hicieron con anterioridad con las mentiras de López Gatell en relación con el número de muertos, como si esto fuera un dato secundario o menor. Pareciera que recién comenzaran a escuchar a López Gatell diciendo argumentos disparatados o desopilantes.

Una excelente investigación de Mexicanos Contra la Corrupción, publicada este 18 de mayo, da cuenta de que “entre el 18 de marzo del presente año y el 12 de mayo, en la Ciudad de México, se publicaron 4,577 actas de defunción, en las que como causa de muerte, confirmada o probable, aparecen las palabras Covid-19, coronavirus o Sars Cov 2; es decir, 3 veces más muertes relacionadas a la pandemia que las que reportan las cifras oficiales.” Así se consigna textualmente en dicha investigación.

https://contralacorrupcion.mx/muertes-coronavirus-cdmx/

Sin embargo, a esta estupenda investigación, se le escapaba un dato muy relevante, y son las actas de defunción de las muertes registradas como neumonía atípica. Lo cual, sin duda, llevaría la cifra a más del doble.

La investigación de Mexicanos Contra la Corrupción dice textualmente: “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) tuvo acceso a una base de datos de 4 mil 577 folios de actas de defunción registradas en siete juzgados de la Ciudad de México entre el 17 de marzo y el 12 de mayo del 2020. Según esa base de datos, en todas las actas aparece en la descripción de causa de muerte coronavirus, en distintas formas como: SARS COV2, COV, Covid 19, nuevo coronavirus, coronavirus o NCOV para describir al virus.” Nada más en estas actas de defunción, queda claro que en la Ciudad de México, el gobierno ha reportado al menos tres veces menos muertos que los que hay en realidad, asentados en las actas de defunción vinculados al coronavirus. Cuando vi la investigación de Mexicanos Contra la Corrupción, llamé a un amigo periodista para comentarle que la investigación estaba muy buena, y que le faltaba los registros de las actas de defunción de personas con neumonía atípica. Mi amigo me respondió que eso seguramente por lo menos sumaría otros mil muertos, a lo que le respondí que seguramente eran más del doble, otros cuatro mil o cinco mil muertos.

El día 25 de mayo, Mario Romero Zavala y Laurianne Despeghel publicaron un ensayo en la Revista Nexos, basado en un estudio “de la información pública de los 52 juzgados de Registro Civil de la Ciudad de México, en especial los folios de las actas de defunción, para estimar la desviación en la mortalidad para los primeros meses de 2020 comparado con años anteriores.” El ensayo afirma expresamente que: “Con base en una búsqueda binaria convergente en la página web del Registro Civil, se estima que entre el 1 de enero y el 20 de mayo de 2020 se emitieron 8,072 actas de defunción más que el promedio de actas emitidas entre enero y mayo de los últimos cuatro años.”

https://datos.nexos.com.mx/?p=1388

Esta investigación muy bien fundamentada de Mario Romero Zavala y Laurianne Despeghel Publicada en la Revista Nexos, permite concluir que los muertos por la pandemia, ya sea, directamente por coronavirus, o por otras enfermedades que se han dejado de atender debido a la pandemia, son por lo menos superior en 4.94 veces mayor que lo que ha dado a conocer el gobierno de la Ciudad de México.

Según la investigación de Nexos, para el 20 de mayo había 8 mil muertos más que en años anteriores, registrados en actas de defunción en la CDMX, y según el gobierno de Claudia Sheinbaum, para el día 20 de mayo, en la Ciudad de México se habían registrado 1,618 defunciones. Para este martes 26 de mayo, según la Secretaría de Salud del gobierno de López Obrador, en el país se registraron 8,134 defunciones. Tomando la investigación de Mario Romero Zavala y Laurianne Despeghel, podemos concluir que solamente en la Ciudad de México, en la realidad, hay casi la misma cantidad de muertos que el gobierno federal da a conocer como la cifra oficial de personas fallecidas por coronavirus en todo el país. Falta entonces, conocer la verdadera cifra de personas fallecidas, debido a la pandemia en el resto del país. De ese tamaño es la mentira del gobierno de López Obrador y de su subsecretario de Salud, Hugo López Gatell.

El gobierno de López Obrador ha tenido mil pretextos para no contabilizar los casos de coronavirus. Que sin son asintomáticos no se registran. Que mejor no hacer pruebas, que no tienen fundamento científico de que hacer pruebas sirva para algo, según sostiene López Gatell, algo contrario a lo que recomienda la OMS y hace todo el mundo. Han rasurado los datos de personas fallecidas que reportaban los estados, lo han denunciado reiteradas veces los mismos gobernadores. Cuando usted vea que alguien se esconde, es porque tiene algo que esconder, no es por casualidad. Es la actitud que ha tenido de forma permanente este gobierno frente a la pandemia. Ocultar la realidad. Esconder los muertos. Tapar el desastre. Desacreditar a los médicos que piden insumos. De ese color es la “nueva normalidad” de López Obrador.

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