Cómo reducir tu gasto en seguros

Por Edith Esquivel
Es cierto que, en México, es más probable encontrarse con alguien que no esté lo suficientemente asegurado, que con alguien que tenga seguros de más. Sin embargo, también es común encontrar a personas sobreaseguradas o demasiado aseguradas.
El sobreaseguramiento es cuando tienes más de un seguro para el mismo tipo de siniestro, pero estos seguros no pueden acumularse. Estar demasiado asegurado sucede cuando tienes seguros para situaciones que no los ameritan. Hoy te diré cómo evitarlo.
Pero antes de continuar, te invito a suscribirte al Diplomado en Finanzas Personales que impartiré en línea, junto con el doctor Andrés Esteban Masilo, en el Instituto de Estudios Superiores en Finanzas, que es donde acabo de concluir mi Maestría en Finanzas Personales. Puedes consultar los temas y precio si das clic aquí. Al finalizar el curso tendrás todas las herramientas para realizar tu propio plan financiero, y contarás con nuestra mentoría por Zoom durante el proceso.
También te invito a suscribirte a mi lista de envío. ¡No te vuelvas a perder ninguna de mis publicaciones! Al registrarte llegarán automáticamente a tu bandeja de entrada de correo mis artículos nuevos y alguna que otra sorpresa de vez en cuando. Puedes darte de baja cuando lo desees. Así que vamos, ¡a darle clic!
https://sendfox.com/monederocondinero
Principios básicos para no asegurarte de más
Las compañías de seguros contratan actuarios para analizar a detalle las estadísticas, de manera que puedan pagar las reclamaciones, pagarle a los empleados y tener ganancias. Por eso, cuando contratas un seguro, lo más probable es que pagues más de lo que obtienes a cambio. Es decir, los seguros no están diseñados para que ahorres dinero, sino para dar ganancias a la empresa con la promesa de protegerte de eventualidades poco probables que no podrías enfrentar sin ellos. Es por ello que no conviene contratar seguros para contratiempos que, a pesar de ser probables, tú mismo podrías solucionar sin desbalancear tus finanzas.
Al comprender lo anterior se hace evidente que solo hay tres razones para adquirir un seguro:
✓Si estás obligado a hacerlo por ley, como es el caso de los seguros de auto o de hipoteca.
✓Si no puedes costear las consecuencias de un siniestro, por ejemplo, si no podrías pagar una larga estancia en emergencias en el hospital, o reconstruir tu casa si se quema.
✓Si tu situación es más riesgosa de lo que la compañía de seguros cree, por ejemplo, si te gusta ponerle óxido nitroso y turbo a tus autos y participar en competencias de auto clandestinas, o si planeas tener un bebé en un futuro no tan lejano (hay un tiempo de espera de los seguros médicos, tienes que contratarlos un tiempo antes del embarazo).
Ahora veámoslo desde el punto de vista del riesgo y la severidad del riesgo:
Alto riesgo, baja severidad – En situaciones probables pero poco importantes, lo mejor es tener un fondo de emergencias para salir a flote pero no comprar seguro.
Bajo riesgo, baja severidad – En situaciones poco probables y poco importantes, no hay que comprar seguros. Por ejemplo, no asegures la aspiradora que acabas de comprar.
Bajo riesgo, alta severidad – Compra un seguro específico para tus necesidades. Por ejemplo, en lugar de comprar un seguro de casa completo, paga únicamente por los riesgos a los que está expuesto tu hogar.
Alto riesgo, alta severidad – Este es el tipo de situación que requiere un seguro de buena calidad, con una compañía de buena reputación. Por ejemplo, el seguro de gastos médicos mayores, y el seguro de responsabilidad limitada del automóvil.
5 reglas para no asegurarte de más
- Si no puedes darte el lujo de perderlo, no puedes darte el lujo de comprarlo. La gente paga en ocasiones para asegurar o extender la garantía de productos costosos como celulares inteligentes, relojes de lujo, computadoras o vehículos. Antes de comprar, considera si perder ese artículo sería desastroso para tu economía: la respuesta afirmativa significa que, en lugar de asegurarlo, debes esperar o comprar un modelo más económico. Esto podría no aplicar para artículos que necesitas para el trabajo, pero si tu artículo es por gusto personal… piénsalo dos veces. En el caso de los automóviles, podrías elegir un seguro de responsabilidad limitada, si consideras que puedes costear el reemplazo o reparación de tu propio automóvil si colisionas.
- Entre más dinero tienes, menos debes gastar en seguros. Dinero llama a dinero, y en ningún lugar aplica mejor esta sentencia que con los seguros. En muchos casos, un colchón de billetes es el mejor seguro que puedas tener. Por ejemplo, ¿para qué pagar un seguro de desempleo si tienes suficientes ahorros para pasar 5 años sin trabajar? Y es que el seguro no te protege contra una eventualidad, sino contra los efectos financieros de la misma. Por ejemplo, el seguro de gastos médicos no te provee de servicios de salud, sino que te protege del daño a tus finanzas de una estancia larga en el hospital.
- Personaliza tus seguros. Si no tienes dependientes económicos, ¿qué sentido tiene contratar un seguro de vida? Si podrías prescindir de tu auto, ¿para qué pagar la póliza de cobertura más amplia? Hay algunos seguros imprescindibles, como el seguro automotriz de daños a terceros, pues los costos en los que puede incurrir un conductor son estratosféricos, y los abogados de las aseguradoras son los más capacitados para sacarte de un apuro en caso de siniestro; pero para aquellos seguros que no son elementales, analiza tu estilo de vida y tus riesgos reales.
- Evita los seguros que te permiten invertir. Hay seguros que son, al mismo tiempo, instrumentos de ahorro e inversión. Por ejemplo, los seguros dotales te entregan tu suma ahorrada cuando termina el plazo estipulado, o la entregan a tus familiares si falleces antes. Requieren pagos a mediano o largo plazo, y suelen tener penalizaciones si dejas de pagar. Como seguros, son caros, como inversiones, dan muy poco. No los recomiendo
- Compórtate como si no estuvieras asegurado. Mucha gente usa los seguros como “curitas” psicológicos para vivir “sin preocupaciones”. Creen que teniendo un seguro médico ya no necesitan hacer ejercicio ni alimentarse bien; piensan que con el seguro de auto ya no es necesario ser precavidos, no se preocupan de ahorrar porque tienen un seguro de vida y creen que su familia estará bien si ellos mueren… y compran seguro de casa para no necesitar a los vecinos, cuando les vendría bien aunque sea saludarlos para que les avisen si su casa se está inundando o si hay una camioneta afuera llevándose los muebles.
La realidad es que el dinero que te pagará el seguro no te dará salud, ni las ventajas de la cooperación y cordialidad con tus vecinos, ni te quitará un susto provocado por tu negligencia. Al querer cobrar un seguro podrías salir perdiendo, aunque te paguen, debido a los deducibles, las cláusulas o los límites de cobertura. Tener un seguro y comportarte como si no lo tuvieras es la mejor política.
Conclusión
Cuando se trata de seguros, no tomes decisiones basadas en el temor, sino en un análisis de tus riesgos, tus necesidades, tus opciones y tus costos no sólo de este año, sino en el largo plazo. Los agentes y consultores de seguros pueden ayudarte, pero recuerda que, si su trabajo es vender seguros, es probable que te animen a contratar más de lo que necesitas. Por ello es necesario que te des un tiempo para encontrar el punto de equilibrio entre tu deseo de seguridad y tus verdaderas necesidades de aseguramiento.
Si te gustó este artículo, puedes encontrar aquí los anteriores, con información sobre inversiones, ahorro y ¡más!
Además, te invito a suscribirte a Dinerito Habla, nuestro canal de YouTube sobre finanzas personales con chismito jugoso dando clic aquí.
Encuéntrame en Facebook: https://www.facebook.com/dineritohabla
en Twitter (X): https://twitter.com/medithie
o Instagram: https://www.instagram.com/dinerito_habla/
Para agendar una mentoría financiera conmigo, da clic aquí.
¡Nos vemos el próximo mes!
Con emoción,
Edith

