El gran terremoto... de Ciudad Gótica

Por Francisco X. López

El 19 de septiembre se recordaron los sismos de 1985 y 2017 en la Ciudad de México, pero, por cosa del destino, ese día se celebró una nueva edición del Batman Day.

Dos eventos con nada en común se encontraron de forma curiosa en el mundo de la ficción. Más allá de la fecha, y buscando en las historias que tuvieron impacto, recordamos que en 1998 dentro de los títulos de la Bati Familia se desarrolló una trama que muchos fans actuales seguramente no conocen: Cataclismo.

Después de la sacudida que representó la Caída del Murciélago y la presentación del nuevo Batman, Dennis O'Neil, editor en grupal de Batman en DC Comics, decidió cambiar el enfoque y concentrarse en historias cortas y auto conclusivas, evitando a toda costa los crossover, figura narrativa sobre explotada en los años 90.

Las cosas cambiaron cuando se presentó una idea con amplias posibilidades, Batman no sólo debía combatir al crimen, sino a las consecuencias de un terremoto devastador. cuyo epicentro seria la mismísima mansión Wayne.

Todo comienza cuando la joven sismóloga Jolene Relazzo llega a la conclusión de que un gran terremoto es inminente, pero no puedo prevenir a nadie. Un impresionante sismo trepidatorio derrumba la Baticueva y la mansión que estaba sobre ella, el resto de Ciudad Gótica no tarda en verse alcanzado por el movimiento tectónico. Todos los personajes se ven afectados de múltiples maneras. Los edificios se derrumban, las tuberías de gas explotan, la energía eléctrica y las telecomunicaciones se interrumpen.

Afortunadamente, Bruce Wayne, desde años antes reforzó todas sus propiedades en la ciudad previniendo esta remota eventualidad, pero aún así, la muerte, la destrucción y la tragedia se adueñan de Gótica. Los héroes deben encontrarse para poder rescatar a la población de derrumbes, incendios, inundaciones y la delincuencia, mientras que el bajo mundo aprovecha para buscar beneficios, pues las autopistas y los puentes quedan destruidos, impidiendo el acceso a la ciudad de los servicios de emergencia.

Como en la vida real el desastre hace que los habitantes muestren su mejor y peor rostro. Algunos ayudan, otros saquean, matan y escapan de la justicia. Por una vez, los héroes recuerdan que lo más importante es la gente y no las rivalidades, no los súpervillanos sino los delincuentes comunes, no los políticos sino los vecinos, los rostros anónimos que les rodean todos los días.

Durante 18 capítulos los defensores de Ciudad Gótica se enfrentan a la tragedia y cada vida salvada es un triunfo.

Al final, la trama terminó por incluir a nuevo enemigo, el Quakemaster, y transformándose en un típico evento de súperheroes. Con el tiempo, las consecuencias del terremoto se disiparon y terminaron olvidándose sepultadas por tramas más espectaculares y las nuevas narrativas que incluyen desastres cósmicos y universos paralelos, pero durante unos meses, la devastadora realidad de la tragedia se hizo presente y mostró el lado humano de los hombres en mallas.

Eso, el olvido y la trivialización, son un lujo que no podemos permitirnos. Otra pequeña lección que podemos aprender de los cómics.