Richard Corben, 1940-2020
Por Francisco X. López
Corben nació en 1940. Publicó su primer trabajo en 1968 en Fanzine Voice of Comicdom. Más tarde publicó Fantagor, que consistía en cuatro cuentos de ciencia ficción que él mismo había concebido y dibujado, con elementos de horror, violencia y sexualidad. Posteriormente trabajó en las revistas underground Slow Death y Skull.
En 1971 abandonó la escena del cómic subterráneo y comenzó a dibujar regularmente para las revistas Eerie, Creepy y Vampirella. Su gran despegue fue en 1975, inspirado por la revista francesa Métal Hurlant, presentó Bloodstar, Mutantworld y el primer episodio de Den, su mayor obra; todo dentro de la versión americana: Heavy Metal.
Den es la historia de un hombre que es arrastrado a otra dimensión, donde se ve transformado en un gigante musculoso en un universo prehistórico de dragones, hombres-animales y mujeres hermosas y salvajes. Años después trabajó para Marvel, DC y Dark Horse Comics en series como Ghost Rider, Hellboy, Conan y Congo Bill, entre muchos otros.
Además fue guionista, director, animador y artista de efectos especiales, en las cintas Heavy Metal, de 1981, y Dark Planet, de 1989.
Era admirador de Richard Corman, Ray Harryhausen, Picasso, Robert E. Howard y H.P. Lovecraft. Disfrutaba explorar ruinas antiguas por su diseños intrincados. Influenciado por los artistas barrocos y renacentistas, como Rembrandt y Miguel Ángel, y también de los griegos y romanos, donde las estatuas eran completamente redondeadas. Inventó la técnica de superposiciones de color, cuyo aspecto luminiscente se deriva de la forma en que se combinan los colores, fotografiando las separaciones fotomecánicas, con un contraste ligeramente superior al normal lo que hace que los colores parezcan más brillantes.
Su trabajo se conoció en México por las publicaciones españolas, principalmente Zona 84, lo cual es curioso ya que él mismo no prestaba mucha atención a lo que sucedía en los cómics fuera de Norteamérica y aún cuando ganó dos veces el Grand Prix del Festival de Angouleme, se mostró indiferente al reconocimiento.
La generación de lectores de los años 80, aprendió a admirar su estilo grandioso y grotesco al mismo tiempo, que no se parecía al resto de lo que se podía ver, pero que dejó marca en la mente de muchos artistas que llegaron después de él, mostrando una sexualidad sin pudor, que muchos calificaron de pornografía.
Quizá la mejor descripción de su arte la hizo el músico y compositor Jim Steinman para quien realizó las portadas de Bat Out Of Hell y Bad For Good: “Heroico, majestuoso, multidimensional, táctil, cinematográfico, erótico, obsesivo. Sus imágenes no parecen creadas si no ‘desatadas’ . Poseen la densidad muscular y el abandono del rock ‘n’ roll, así como la estilización formal y la turbulencia exuberante de la ópera. En sus mundos, todo está magníficamente amplificado. El entrelazamiento de fuerzas de luz y oscuridad, de amor y decadencia, de altares desconocidos y tumbas ineludibles, de dioses desencadenados y demonios insaciables, de sueños interminables y pesadillas implacables, todo esto es deslumbrante”.
Con Corben no sólo todo es posible, incluso es inevitable.