Lo híbrido también puede ser tóxico

Por David Somoza Mosquera

El modelo laboral híbrido fue ampliamente aceptado y adoptado en las empresas, sobre todo, cuando lo más duro de la pandemia estaba comenzando a superarse. Que los empleados trabajaran unos días desde sus hogares y otros desde la oficina se convirtió en la solución más salomónica, tomando en cuenta que muchos de ellos estaban renuentes de regresar a sus puestos de trabajo de manera presencial una vez llegada la “nueva normalidad”. 

Y si bien el covid-19 sigue generando noticias por las variantes que han aparecido y los casos de contagios que aún se siguen registrando, el esquema híbrido de trabajo ha ido perdiendo popularidad, al extremo de que ahora se le señala de “tóxico”. Veamos por qué…

Mark Mortensen, quien durante más de 20 años ha estudiado y asesorado sobre colaboración y diseño organizacional, con especial atención en el trabajo híbrido y virtual, ofrece una extensa explicación. 

Él parte del hecho de que la toxicidad puede ser una “lamentable realidad” en algunos entornos de trabajo. “Las culturas tóxicas comparten cinco atributos: son irrespetuosas, no inclusivas, poco éticas, despiadadas y abusivas”, sostiene en su análisis Why Hybrid Work Can Become Toxic, publicado por Harvard Business Review en junio de este año.

Incluso, un entorno híbrido puede complicar aún más las cosas, ya que este modelo lleva a que los empleados desarrollen su trabajo en contextos muy diferentes: algunos presencial y otros a distancia. Y eso aumenta las probabilidades de que se produzca toxicidad.

Ante ello, Mortensen presenta cuatro mecanismos a través de los cuales el modelo híbrido puede provocar conductas tóxicas. Estos son:

1. La lejanía cambia la dinámica. Trabajar de forma híbrida significa que, en comparación con el trabajo en la oficina, se realizará más comunicación a través de tecnologías como el correo electrónico, el mensaje de texto, el teléfono o el video. El problema radica en que cuando se habla electrónicamente es más probable que se digan cosas que podrían resultar hirientes. 

2. Lo híbrido está desequilibrado. Híbrido significa que diferentes personas trabajan en diferentes contextos y esos lugares tienen diferencias innegables. La gente de la oficina tiene un mayor acceso a los recursos y una mayor visibilidad, mientras que los trabajadores remotos a menudo se sienten excluidos y rechazados. 

3. Lo híbrido puede reducir la cohesión y la confianza. Programas de investigación revelan que la falta de contacto cercano reduce la conexión y la confianza, que son elementos clave de una cultura sana. Los que trabajan remoto pueden sentirse desconectados, lo que puede crear una cultura dispersa y para nada favorable. 

4. Lo híbrido dificulta la resolución de los problemas. Hay otro desafío clave en el trabajo remoto e híbrido: hay menos interacciones cara a cara con los colegas y las investigaciones muestran que es más difícil resolver las disputas (como las relacionadas con las conductas tóxicas) de forma virtual. Cuando se está cara a cara, las personas disponen de más herramientas interpersonales.

Entonces, ¿qué pueden hacer las empresas y sus líderes para prevenir y abordar las conductas tóxicas en ese entorno híbrido? Educar a los empleados para evitar que sean irrespetuosos o abusivos; sentar las bases creando una cultura de empatía; mantener conversaciones continuas e intervenir rápidamente ante cualquier comportamiento tóxico, ayudando a todas las partes a entablar un diálogo y trabajar para llegar a una solución mutuamente aceptable.

Las conductas tóxicas no pueden considerarse como partes normales de la vida laboral, hay que ‘atacarlas’ desde el inicio e impedir que echen raíces.