Entrometido en favor de la mujer cautiva

Por Mike Volta

La violencia contra la mujer es un tema que nos atañe a tod@s.

Nuestro cobarde silencio es la peor respuesta a la indignante e insolente situación que viven muchas; muchísimas personas en nuestro país.

No es nuevo que a diario existan historias que cuentan cómo en el día a día, muchas personas sufren de distintos tipos de violencia; de cerrazón, de olvido, de gran pesar; en la calle, en el transporte, el trabajo, la escuela, el club, el parque y lo que sería inverosímil y por la misma razón mucho más aberrante… en la casa; lo que deberíamos de llamar; hogar.

Se necesita siempre una víctima y un victimario, incluso pueden ser varios ayudantes. 

Hay desgraciadamente una delgada línea que juega a disfrazar la justificación errónea del infame sometimiento; puede ser en nombre del “amor”, de la “seguridad”, de la “confianza” de la “Salud” el “dinero” del “apoyo” de la “solidaridad” cuando al final NO, NO LA HAY, nada más que las restricciones de la Ley permiten la privación de la libertad. 

Situaciones como esta, son provocadas por El silencio y el autoengaño…..esa zona de confort artificial creada hábilmente alrededor de una víctima, donde el encierro le brinda lo necesario; lo estricto; salvo, obviamente disponer a voluntad completa de su libre albedrío, ya que ese ahora le pertenece al victimari@; es@ quien paga, quien dispone, quien manda y decide; ejerciendo un poder incuestionable, inquebrantable, construido a base de miedo; ese quien quizá l@ tiene en una jaula entre algodones, misma que no deja de ser, al fin y al cabo: una fría e infame prisión. 

Un encierro familiar, en el que esbozar una mínima sonrisa queda como un símbolo de abnegada aceptación, justificada por amor e irremediable sumisión.

El victimario goza al doblegar con constancia a su víctima, una especie de Rapunzel al revés; el celoso victimario ha ganado sin pelear ya que no obtiene resistencia y su nefasto triunfo le provoca un maravilloso placer;  ahora se sabe y reconoce cómo el gran domador, de su pareja; herman@, trabajador@, hij@ e incluso hasta su propia madre!! no se detendrá, de nada servirá que la familia o quien sea, lo cuestione o le inviten a la reflexión pues tiene la razón y ha decidido no detenerse; eso le gusta…….le apetece, Ser violento y victimario lo hace fuerte, le hace feliz, le da control; quizá hasta lo hace sentir en parte resarcido de traumas irreconciliables de su pasado; el victimario es violento sin saberlo quizá; hasta consigo mismo. 

Se ha difundido como gran idea una señal con la mano, que pretende generar la alerta y el consecuente auxilio, para ello es necesario asumir que se es víctima de violencia… muchos casos carecen de esta importante decisión. 

Much@s ni siquiera se ponen a reflexionar en la situación propia y creen que es normal que quienes dicen amarlos les sometan, les nieguen satisfactores, visitas, salidas, pretextando estúpidas situaciones externas o rencillas pasadas, herencias, eternos conflictos familiares o inventos que al final hacen de la víctima un rehén, un preciado botín que no se compartirá con nadie sin la forzosa venia y complacencia del domador. 

Es obvio estimad@ lector@ que el valiente vive hasta que el cobarde quiere, muchos cobardes se han liberado y otros han fallado, los menos con diálogo lo han logrado; lo que es un hecho es qué hay que promover y difundir que quienes tengamos conocimiento de una situación así, no podemos dejarla pasar y quedarnos callados; ahí están los canales, ahí están las autoridades. No dudemos en hacerlos intervenir.  

Es necesario detener al Kraken!!

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