De crónicas, mar y silencio

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Por Gerson Salas

"TODAS LAS CRÓNICAS”, DE CLARICE LISPECTOR

Magnífica selección de textos. Una joya para quienes entienden y en la defensa del género especializado. Verdadero descubrimiento para los lectores.

Todas las crónicas permiten una apreciación completa de la actividad de Clarice Lispector como cronista. Dividida en tres partes: la primera corresponde al período en que Clarice colaboró con el Jornal do Brasil; la segunda corresponde a las colaboraciones con otros vehículos de la prensa (periódicos y revistas); y la tercera contiene las crónicas que fueron reunidas en el libro Para no olvidar, se observan los temas en los que recurre o la opinión que tuvo de otros escritores tanto nacionales como extranjeros.

“EL MISMO SILENCIO”, DE ADOLFO CALDERÓN SABIDO

El premio estatal de novela corta “Tiempos de Escritura 2020”, permite al lector adentrarse en la vida de la Revolución Mexicana.

Cuando una novela histórica se escribe con pasión creativa y no por encargo editorial, ni por moda o ambición comercial, el resultado puede ser tan poderoso como El mismo silencio. Porque escribir sobre un suceso histórico turbulento permite aprovechar la amplitud de perspectiva otorgada por el tiempo y explotar recursos literarios contemporáneos. El mismo silencio revisita un hecho histórico y lo reviste con elementos ficticios para rellenar los huecos de aquellos triunfos y descalabros que también movieron la historia en lo cotidiano.

En 1915, el general sinaloense Salvador Alvarado, a órdenes expresas de Venustiano Carranza para recuperar la plaza arrebatada por Abel Ortiz Argumedo, entró a Yucatán para gobernar el estado de 1915 a 1917. Casi socialista, retiró privilegios a la iglesia y los hacendados, impulsó el movimiento feminista, luchó contra el régimen de esclavitud y condonó las deudas eternas de los trabajadores en las tiendas de raya. Y, sobre todo, promulgó las leyes conocidas como las “Cinco Hermanas” que precedieron a las nacionales en la Constitución de 1917.

Narrada de manera fragmentaria y polifónica, la novela de Adolfo Sabido Calderón da voz a los diferentes protagonistas en todos los estratos sociales para revivir el racismo, la esclavitud, la prepotencia y otras linduras de las que gozaba la casta divina.

“GASTRONOMÍA DE COMUNIÓN”, DE JUAN ESMERIO
Sinaloa es grande. No solo las notas oscuras o trágicas. Este libro es un compendio de lo mejor de las historias alimenticias y sus tradiciones.

La sinaloense es gastronomía de comunión. La comen todas las clases sociales. Se puede probar un ceviche de gran calidad en un restaurante de lujo o en una carreta bajo un árbol y, por esencia, en una casa de colonia popular o de coto residencial. Solo cambia el recipiente donde el ceviche se cocina y los platos en los que se sirve.

La magia de los ingredientes frescos, fosforescentes, hermosos es la misma. Seres diversos operan esa magia con maestría. Los platillos de esta cocina fríos y calientes se consumen por los habitantes de la costa, del valle y de tierra adentro, al sur y al norte de la línea del trópico de Cáncer. Es, en algunas viandas, lo que el autor llama el brío del sabor agrio. Estas crónicas son una entrada a esa gastronomía.

“EN EL MAR DE TU NOMBRE”, DE CARLOS SÁNCHEZ
Carlos Sánchez es periodista sonorense. Cronista y transhumante. Nos sorprende con esta novela sazonada con pasajes del vate Abigael Bohórquez.

Un hombre se lanza en un largo viaje por el desierto de Sonora con el afán de reencontrarse con su pequeña hija, a la manera en que Juan Preciado busca a su padre, un tal Pedro Páramo. Y en su desesperada travesía rumbo al norte, siempre hacia el norte, hasta donde el desierto se pierde en el mar, se adentra en una especie de Comala poblado por gente que sobrelleva su existencia tras la pérdida de un ser querido, gente mitad muerta, mitad viva: un poco muertos en vida. Un Comala puesto al día, con migrantes viajando como moscas en los toldos de los trenes, con los narcos imponiendo su ley en despoblado, con el gobierno como cómplice.

Pero ese trayecto emprendido, ya sea por tren o por carretera, incluso por mar, le obliga también a un viaje interior guiado por la poesía, por lo que, más pronto que tarde, la luz de los versos y la vida de Abigael Bohórquez alumbrarán el último tramo de su travesía.