¿Casualidad?

Por Santiago González Velázquez

Hace algún tiempo cuando cursaba el segundo año en la Secundaria Miguel Alemán, ubicada en lo que hoy se llama Barrio Antiguo, me sucedió algo que hasta la fecha no he logrado definir… ¿milagro o coincidencia?

En ese tiempo mi padre me daba para pagar el camión de ida y regreso, pero algunas veces me gastaba lo de la vuelta a casa en algún refresco o lonche y tenía que regresar a pie hasta Los Remates.

Aquella tarde me había gastado lo del pasaje y cuando salí a la calle inició una fuerte lluvia.

-Chin -me dije - ahora sí que me fregué, tendré que caminar bajo la lluvia y mis libros se van a mojar.

Intenté bajar la cabeza para proteger en lo posible a los libros y me encontré un arrugado y húmedo billete de un peso. Lo levanté y corrí a guarecerme en la parada del autobús.

Tomé el camión y cuando llegué a casa le conté todo a mi madre. 

-Dios te ayudó - me dijo- dale gracias y promete que nunca más gastarás lo del pasaje; ya veré como le hago para darte todos los días para la soda y el lonche.

Mi madre todo lo que ocurría en nuestras vidas se lo adjudicaba a Dios; yo en cambio creo que fue cuestión de suerte; aunque no estoy muy seguro.
 

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