La Mujer Maravilla: Princesa, amazona y feminista (tercera y última parte)

Foto: DC Comics

Por Francisco X. López

Con la gran crisis, Diana se enfrentó no sólo al Anti Monitor, también a Ares y Hades, que se unieron al Destructor de Universos. En la batalla final fue enviada atrás en el tiempo y borrada de la existencia, dejando el camino libre para una nueva versión que le devolviera el lugar preponderante al que estaba destinada de acuerdo a su creador.

Las diosas del Olimpo se unen para crear una nueva raza de mujeres que se les adore, estas se forman con las almas de aquellas que han muerto a manos del hombre y así nacen las amazonas, pero estas despiertan el odio y la envidia de Hércules, quien no acepta el poder de las guerreras y las traiciona y esclaviza. La reina Hipólita orquesta su venganza y con ella falla a la misión que se le encomendó y, por eso, ella y sus hermanas son exiliadas a una isla, alejadas del mundo y con la consigna de contener la más grande maldad que existe. Siglos después la última alma atrapada en el limbo regresa a la vida cuando la reina forma con arena una niña, la única en toda la isla. Esta niña recibe dones de cada una de las diosas y se convierte en la princesa de las amazonas, la joven conocida como Diana.

En una actualización de su origen, Diana viaja al mundo exterior como embajadora del amor y para combatir el mal, pero esta vez su presencia se revela en medio de una gran batalla, dejando ver su fuerza y poder.

Ahora La Mujer Maravilla no cumple solo con una cuota de género, pues por derecho propio se gana un lugar de honor en la Liga de la Justicia, donde su valor, habilidad en combate y liderazgo son reconocidos por los demás héroes.

En los 90 no fue ajena a la ola de cambios que sacudió al mundo del cómic, y mientras Superman moría y Batman era quebrado y sustituido, ella debía enfrentarse a una intriga y combatir nuevamente para conservar su papel de embajadora, pero esta vez perdiéndolo ante la amazona Artemis. Durante meses debió renunciar a su manto y al recuperarlo enfrentó retos cada vez más duros, los cuales llevaron a su muerte y posterior renacimiento como la Diosa de la Verdad. El final del siglo XX fue el momento cuando se le posicionó como uno de los vértices de la entidad rectora del Universo DC: La Trinidad.

Junto a Superman y Batman se estableció como el eje de poder y autoridad, capaz de derrotar al primero y la única que inspira no solo respeto, también temor, en el segundo. Ese rol en los cómics tardó en llegar a otros medios, pero primero en la animación y después en el cine se ha quedado como parte esencial del personaje. En 2015 su aparición en la película Batman v Superman cautivo al público y la llevó a tener apenas la segunda cinta estelarizada por una superheroína (la primera fue Supergirl en 1984), convirtiéndola en el modelo a seguir para todas las niñas del mundo, tal como lo soñó su creador; además de continuar siendo un símbolo del feminismo y, más recientemente, en un personaje que normaliza lo queer sin llegar a ser panfletaria.

El mundo de los superhéroes ya no puede entenderse sin su presencia y aunque en años recientes han surgidos nuevas heroínas, sucede lo mismo que con sus compañeros de la trinidad, todas se miran en su espejo y al intentar superarla, solo terminan evidenciando más su influencia.

Diana de Temiscira es el ejemplo de que cualquier mujer puede ser valiente, fuerte, inteligente, líder, guerrera, apasionada, compasiva y amorosa; un personaje que 80 años después, sigue destacando y marcando tendencia.