La presa y los vampiros

Foto: Especial

Por Francisco X. López

En 1971, Villa Padilla, una población de Tamaulipas, desalojó a todos sus habitantes. La razón, se decidió inundar el pueblo que se localizaba dentro del embalse de una nueva presa construida para contener la crecida de dos ríos. Todo se abandonó, casas, escuelas, iglesia, cementerio. Todo quedó cubierto por las aguas y sus casi 10 mil habitantes debieron iniciar su vida a la orilla del nuevo embalse. La presa Vicente Guerrero se convirtió en la sexta más grande del país, con cerca de 39 mil hectáreas. Cincuenta años después, Nuevo Padilla fue noticia una vez más, el pueblo perdió más de la mitad de sus habitantes y su enorme presa se secó a tal grado que el viejo pueblo reapareció, como una imagen fantasmagórica de un pasado olvidado. ¿Qué secretos e historias podían contarse?

En 1982, Martin Pasko, Mike W. Barr y Tom Yeates, crearon una historia sobre un pequeño pueblo en Illinois, completamente aislado e invadido por vampiros. Los últimos habitantes se habían convertido en cazadores, pero sus esfuerzos eran pocos ante la cantidad de sus depredadores. Su única esperanza es que Swamp Thing, La Cosa del Pantano, les ayude a combatirlos y, sin saberlo, les proporcione los medios para una acción desesperada: Dinamitar la presa e inundar el pueblo, pues como es sabido, los vampiros no soportan el agua corriente.

Tres años después, Swamp Thing está aprendiendo a regenerar su cuerpo, cuando aparece por primera vez en su camino John Constantine, quien le revela que es un ser elemental y que no tiene idea de su verdadero poder. Si quiere saber más debe encontrarlo en una semana en un pueblo olvidado, Rosewood.

Alan Moore, Stephen Bissette y John Totleben llevan a sus lectores de regreso a Rosewood, pero esta vez el terror es más grande. Durante semanas, los adolescentes han estado desapareciendo a las orillas de la laguna, Una madre histérica sabe la razón, los vampiros no se extinguieron; unos cuantos sobrevivieron e hicieron de las aguas estancadas una trampa perfecta. Ahora ellos viven en el pueblo sumergido y crean a sus propias familias; en el fondo de las aguas ahora vive una reina, alimentada con la sangre de los de propia raza, preparándose para dar vida a una nueva especie; el remedio fue peor que la enfermedad.

Es entonces cuando Alec Holland debe usar las nuevas habilidades que John Constantine le insinuó y haciéndose uno con el bosque rompe el borde del lago para hacer que las aguas corran de nuevo y, con ello, acabar para siempre con una amenaza inimaginable.

¿Qué secretos puede esconder un pueblo sumergido? Para algunos moradores de Padilla, todo se limita a una maldición. Cuando el 19 de julio de 1824, Agustín de Iturbide, el consumador de la Independencia fue fusilado en su territorio, después de regresar a México, violando su exilio, el pueblo quedó condenado. Padilla desapareció y fue olvidado de la misma manera que el general y emperador.

Medio siglo después la sequía en el norte del país, hizo que el nivel de la presa descendiera dramáticamente, dejando a la vista las ruinas de lo que fue alguna vez un poblado próspero, pero que actualmente es casi un pueblo fantasma por partida doble. Las fotografías de una iglesia derruida, de un cementerio exhibiendo las osamentas de los antiguos moradores, fue una curiosidad más en las redes sociales, pasando desapercibida en un mar de memes.

En la mente de un escritor y en las manos de un artista, es la materia prima del terror sofisticado, como se dice coloquialmente: “cuando la realidad supera a la ficción”.

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