'Sweet Tooth', una serie endulzada de un cómic agridulce

Foto: Netflix

Por Francisco X. López

Algunas de las mejores adaptaciones o reinterpretaciones de cómics son aquellas que menos se promocionan como tales, o que están basadas en títulos poco conocidos.

Quizás debido a las bajas expectativas o al hecho de no contar con una base de lectores y fans exigentes que escrutan cada toma, cada diálogo y cada casting, cómics poco conocidos terminaron por encontrar un público fiel al ser llevados a la pantalla grande o chica.

Uno de los casos más recientes es Sweet Tooth, la serie original de Netflix basada en el cómic escrito y dibujado por Jeff Lemire, una serie que duró 40 números y recibió múltiples premios y reconocimiento de la crítica especializada, pero que al ser dirigida a un público adulto, tuvo poca difusión en un medio dominado por los superhéroes.

No es coincidencia que en plena época del Covid-19, una trama en torno a una epidemia mortal, incontrolable y que despierta los miedos y odios de quienes se sentían a salvo en un mundo ideal, tenga éxito y se coloque entre los programas más vistos; los seres humanos gustamos de vernos reflejados, al menos nuestras ideas, en la pantalla

Sweet Tooth es una historia difícil de ver y de leer, no sólo por los temas que maneja también por que el dibujo de Lemire está muy lejos de resultar atractivo para el lector promedio, acostumbrado a personajes estilizados, dinámicos, coloridos y que aluden a estereotipos perfectos, y esto resulta evidente al ver a los actores elegidos para la serie.

Gus, el protagonista es un niño bonito, que incluso causa ternura con sus astas y está muy lejos de la mezcla de fascinación, morbo y repudio que el personaje original inspira.

Del resto del elenco puede decirse lo mismo, todos los actores son fáciles de adoptar por los espectadores, mientras que en el cómic, las lineas gruesas, el contraste, los colores hacen que el mundo post-apocalíptico de la historia se sienta opresivo incluso en las escenas donde existe felicidad o alegría.

La serie se siente como un cuento, cómo una fábula, recordando por momentos a lo hecho por Kubrick en Inteligencia Artificial; mientras que la novela gráfica hace recordar los mejores momentos de The Walking Dead y de los X-Men, mostrando el lado más oscuro de la sociedad y la pérdida de la inocencia, pero al mismo tiempo nunca deja morir la esperanza.

Esto no es un defecto, al contrario; si la intención es que se busque el material original, sin duda quien lo lea por primera vez se asombrara al encontrar una historia dura, cruda, directa que cuestiona muchas ideas que algunos daban por superadas.

Precisamente para quienes tengan la curiosidad de buscar y leer el cómic, es de resaltar que la narrativa de Lemire es uno de sus fuertes, no sólo la historia atrapa, la forma en que se muestra en las páginas, explota y explora las posibilidades del lenguaje creando secuencias muy bien logradas, dejando de lado la sencillez del dibujo.

Aprovechando que la segunda temporada tardará un año en transmitirse, es una excelente idea ir a la tienda de cómics más cercana o entrar a las tiendas electrónicas para adquirir la versión física o digital de la serie y conocer el trabajo de uno de los autores más imaginativos de la actualidad, pero que debido a que la mayoría de su trabajo es de autor, no es muy conocido.

Sweet Tooth no da el pretexto perfecto para ampliar nuestro panorama como lectores y descubrir nuevos autores, nuevas historias y nuevos personajes, siendo esto uno de los objetivos de esta columna mostrar todas las caras del noveno arte.

Y ustedes, amigos lectores ¿ya vieron la serie?