La oposición de cara al 2024

Foto: Cuartoscuro

Columna de Opinión
Autor: Marcelo Fabián Monges
Escritor y periodista

Lunes 6 de septiembre de 2021

Lo primero que tiene que hacer la oposición de cara al 2024 es preguntarse cuánto ha aprendido de la derrota del 2018. Al haber conformado la Alianza Va por México, entre PRI, PAN y PRD, no podemos decir que la oposición no ha aprendido nada. Para realizar una alianza como esa hay que priorizar las necesidades de la coyuntura por encima de los egos. Hay que ser capaces de establecer un programa de negociaciones flexible e importante por las candidaturas. Sin embargo, a la luz de los resultados de las elecciones del pasado 6 de junio, no podemos decir que la oposición haya aprendido mucho más que eso. Sigue siendo una oposición cuya mayor preocupación, y ocupación es la pelea por los cargos. Fuera de la búsqueda del hueso, no es una oposición que trabaje con vigor, que acuda a la contienda teniendo en la visión y en el corazón las necesidades más urgentes del país. 

De hecho, si miramos los resultados de las pasadas elecciones del 6 de junio, de 15 gobernaturas que estaban en disputa, Morena ganó 11, el PRI perdió todas las gobernaturas que tenía y estaban en juego, y el PAN perdió dos y retuvo dos.  De este desastroso resultado, la oposición debería concluir y aprender que no basta ir en alianzas, que no alcanza que el partido en el poder a nivel nacional sea un completo desastre, para ganar, además, hay que gobernar bien. Algo que queda claro que la oposición no ha aprendido al haber perdido casi todas las gobernaturas que estaban en juego, a manos de Morena. 

Otro aprendizaje que evidentemente la oposición no ha hecho, es que si el que conduce no es un buen líder, o no sabe conducir, pues será muy difícil que los lleve a buenos resultados en 2024, si no tuvieron buenos resultados en las pasadas elecciones. Me refiero con eso a los presidentes de los principales partidos de oposición. En el caso de Alejandro Moreno, el presidente del PRI, ni siquiera pudo ganar Campeche, el estado que él mismo gobernó. El viejo PRI, con muchas mañas, pero también con mucho oficio político, ya lo habría reemplazado inmediatamente después de las elecciones. En el caso del PRI, también, hablando de los aprendizajes de la oposición, nombró coordinador en la Cámara de Diputados de Rubén Moreira, un personaje que solo le suma mal olor político y descrédito a un instituto que, con la corrupción del gobierno de Peña Nieto, por nombrar lo más reciente, hizo posible la hoy desgracia de México, llamada López Obrador.

Con personajes impresentables no se ganan contiendas electorales, ni se genera crédito político ni se consigue confianza de la ciudadanía. Esto al parecer todavía hay que explicárselo a la oposición. 

Algo que la oposición no ha sido capaz de reflexionar, de analizar y de mirar cómo va a resolver sus propios errores en la contienda del pasado 6 de junio. Es cierto que el gobierno de López Obrador ha hecho incluso que los cárteles de la droga, el crimen organizado, operen en la elección a favor de Morena, el partido en el poder. Algo completamente delincuencial y de una gravedad absoluta. Algo que bien hizo la oposición en ir a denunciar en organismos internacionales, pero que también debería la oposición encargarse de demostrarle y de convencer al gobierno de Joe Biden el peligro que esto representa para el futuro de la sociedad mexicana y también de la estadounidense. 

Además, la oposición debería ser capaz de reconocer que una vez que tuvieron la chapa de la alianza Va por México, que lograron tener esas importantes siglas para ofrecerle a la sociedad mexicana, se durmieron en sus laureles. No se pusieron a trabajar pie a tierra, estado por estado, municipio por municipio. Algo que por supuesto sí hizo Morena. Y el resultado fue que pese a la desgracia que significa hoy López Obrador para México, Morena no quedó arrasada en las pasadas elecciones y conserva la mayoría en el Congreso si vota junto a sus aliados, sus partidos satélites. 

Para el 2024 si la oposición se conforma con un buen candidato o candidata, que ya sería mucho decir, con ir en alianza, pero no hace un trabajo de tierra, puerta por puerta, como si fuera una batalla encarnizada, puede esperar los mismos resultados que tuvo en junio de este año. 

No es tan difícil. Luchar con pasión. Realizar más una tarea de militante. Hacerlo por amor a México más allá de la lucha por los cargos. 

En esto la oposición está obligada a aprender de las experiencias ajenas. No alcanza con que el populismo sea malo, el gobierno que lo reemplace deberá gobernar bien, de lo contrario el populismo vuelve a tener todas las posibilidades. Un muy buen ejemplo lo constituye hoy por hoy Brasil, donde Lula, un populista de izquierda, puede volver a ganar debido a todos los estropicios realizados por Bolsonaro, un populista de derecha. 

Otro ejemplo es lo sucedido con Cristina Fernández en Argentina, una mujer disfrazada de populista de izquierda, que se robó lo equivalente a todo el producto bruto de Argentina, multiprocesada judicialmente, sin embargo, pudo volver a ganar las elecciones, con un perfil más bajo, ocupando el cargo de vicepresidenta, gracias a que Mauricio Macri quedó alejado de la gente, fundamentalmente en cuanto a los resultados económicos. Lo mismo puede pasar en Estados Unidos si el gobierno de Joe Biden no deja conforme a los ciudadanos. Podría aparecer Donald Trump de nuevo como la nueva mejor opción de mano dura. Digamos, tienen razón los columnistas que señalan que la oposición no solamente debe ser una opción, debe ser la alternativa de un mejor gobierno de verdad. Esto debe incluir propuestas sensatas, no solo slogans de campaña. 

En las últimas elecciones hubo lugares en donde la oposición tuvo candidatos que tenían más cachuchas que ideas, y candidatos a diputados y a diputadas que ofrecían tapar baches, tareas que son propias de alcaldes. Digamos, tuvieron candidatos y candidatas que no sabían ni cuáles eran las funciones del cargo de elección por el que compitieron. Esto no debería volverle a pasar. 

Pero veamos algunos principales personajes en torno a los presidentes de los partidos, para pasar después a los posibles candidatos a la presidencia que podría barajar la oposición. 

Marko Cortés, el presidente del PAN, no es distinto a todos estos dirigentes al estilo López Obrador que se quieren quedar eternamente en sus puestos. Si el PAN quiere hacer un muy lamentable papel en el 2024, entonces puede ir de la mano de Marko Cortés. Ahora, si el PAN quiere hacer un papel digno en la contienda del 2024, o tratar de ganar la presidencia de verdad estando en la Alianza Va por México, debería ser capaz de sacarse de encima a un personaje como Marko Cortés. 

La elección de Jorge Romero como coordinador del PAN en la Cámara de Diputados es una clara muestra de que para Marko Cortés están primero sus intereses que los de la ciudadanía e incluso que los de su propio partido. Jorge Romero es un personaje completamente quemado, vinculado a los desfiguros inmobiliarios. Un personaje al que Morena tiene de donde pisarle la cola desde muchos lados, por lo cual puede manipularlo según sea su antojo, justamente porque tiene mucho que esconder. Pero Marko Cortés pese a todos los avisos en ese sentido lo nombró igual. Así es muy difícil ganarle a Morena y lo será también en el 2024, pese a las miles de mentiras que López Obrador profiere desde las mañaneras, dejando una estela pestilente de barbarie mental y de alarde de inmoralidad. 

En este sentido viene la elección para la presidencia del PAN. Este partido debería terminar de una vez por todas con un personaje como Marko Cortés quien lo llevará sin ninguna duda a otra derrota electoral. 

Adriana Dávila: 
Adriana Dávila, originaria del estado de Tlaxcala, no solamente es una mujer muy valiente, es también una mujer con ideas muy claras, con muchas propuestas y con una gran capacidad de organización. Hoy realiza un trabajo fuerte a ras de tierra para competir por la presidencia del PAN. He conocido a Adriana Dávila de cerca trabajando en el Senado de la República. Déjenme decirle que Adriana Dávila no solamente sería una muy buena presidenta del PAN. También sería una muy buena candidata a la presidencia de la República en el 2024. Y, sin duda, sería una gran presidenta de la República. Es, en alguna medida, todo lo contrario de lo que hoy representa Morena. Es una mujer decidida, con mucha firmeza para tomar decisiones, es una mujer comprometida, buena oradora, con muy buena presencia, alguien de quien los mexicanos estarían muy orgullosos si fuera presidenta de México. Esperemos que para el 2024 el machismo de la sociedad mexicana y las pequeñeces de la oposición queden a un lado y se puedan permitir lujos como este. 

Candidatos y candidatas a la presidencia.

Lilly Téllez
La Senadora Lilly Téllez es una de las que mira con ganas la candidatura presidencial del PAN para el 2024. Una encuesta publicada por El Financiero la ubica en segundo lugar después de Ricardo Anaya por ese instituto político. Lilly Téllez es una mujer muy valiente. También hay que decirlo es una mujer de ideas. No hay que olvidar que “la oportunidad política” la hizo ser candidata al Senado nada menos que por Morena, después de haber hablado atrocidades de López Obrador y cambiar de parecer. Y de volver a cambiar de parecer y de abandonar la bancada de Morena para irse a la del PAN. 

Si Lilly Téllez fuera tan severa con ella misma como lo es con sus críticos, su candidatura estaría sentenciada por ella misma al olvido. Pero supongamos que estos vaivenes en la política no fueran para tanto. En ese caso me preocupa mucho más de Lilly Téllez la ambición y su soberbia. Es mucho ego, es ella sola, y eso no beneficiaría ni al PAN ni a la Alianza a la hora de construir acuerdos para ganarle a Morena. Si algo confirmaría la visión de esta columna de Lilly Téllez como alguien radical, que no beneficiaría las posibles alianzas, sino por el contrario los extremismos, es su firma de la carta de Madrid con el partido Vox, junto al Senador Julen Rementería.

Si alguien mira los vaivenes de la Senadora Lilly Téllez a la hora de sus elecciones políticas, incluyendo su adhesión a VOX, bueno fuera que alguien de su equipo o de su círculo cercano le regalara una muy buena brújula, para mirar bien el norte antes de tomar decisiones. A cargo del poder Ejecutivo del país, su extravío a la hora del rumbo no sería la excepción seguramente. 

Ricardo Anaya
Ricardo Anaya es alguien muy inteligente. De hecho, en los debates en la campaña presidencial de 2018, si uno los mira hoy, ya a la luz de los hechos, lo arrastró terriblemente a López Obrador. Claro que tuvo razón Ricardo Anaya cuando le dijo al ahora habitante de Palacio Nacional, “tu problema es que no entiendes el mundo, tus ideas son viejas”. Sin embargo, Ricardo Anaya no ganó. Ojalá lo entienda el PAN y la Alianza Va por México. Ricardo Anaya es un personaje al que le falta fuerza. Un personaje que no conecta con el mexicano medio, menos con los mexicanos que trabajan en los mercados o de sectores populares. Para los mexicanos comunes, aunque inteligente, Ricardo Anaya seguirá siendo un personaje con aspecto de monaguillo, casi primo de Marko Cortés, por este aspecto. Y tal vez justo por eso, el mexicano medio lo ve como débil como líder para la realidad que vivimos. La prueba es cómo lo trae López Obrador, correteándolo con la cárcel, aún sin tener pruebas concretas contra Ricardo Anaya, desde la campaña del 2018 hasta el presente. 

Enrique de la Madrid
Enrique de la Madrid es un político muy inteligente y muy bien preparado. Es hijo de un ex presidente de la República con lo cual se podría decir que goza de toda la educación y el roce necesario para ser un buen presidente de la República. Es alguien que cada vez que ha hablado en público ha dicho cosas sensatas e inteligentes. Algo que no se puede decir que es común a todos los políticos mexicanos, lamentablemente. Para los detractores del PRI, y desde luego para los simpatizantes de Morena, (aunque muchos de los integrantes del viejo PRI estén en Morena) Enrique de la Madrid tendría en contra justamente eso, ser hijo de un ex presidente priista. 

Margarita Zavala
Margarita Zavala sin duda es alguien que merece un buen lugar en la política. Sin embargo, en mi opinión, no es alguien que tenga la capacidad para ser presidente. A esto hay que sumarle que sin duda, si fuera la candidata de la Alianza, tendría en contra todo lo que se le atribuye como negativo al ex presidente Felipe Calderón de su sexenio. Gran parte de todo eso que se le atribuye han sido construcciones políticas de López Obrador y de algunos de sus principales seguidores, algunos financiados desde la Embajada de Venezuela en México, hoy algunos de ellos con puestos en el gobierno federal. Sin embargo, hay otras cosas como la Estela de Luz, que ni a quién negárselas. 

Claro que es una enorme injusticia que López Obrador se haya encargado que el Magistrado Billetes le negara el registro a México Libre. López Obrador desde el miedo a Felipe Calderón, como mal competidor, peor perdedor, se ocupó personalmente de que México Libre, el partido de Felipe Calderón y Margarita Zavala no pudieran contender democráticamente. Algo descarado, nefasto y antidemocrático que hizo López Obrador. Entre otras muchas cosas descaradas y autoritarias que está haciendo. 

Beatriz Pagés.
Tal vez por ser Beatriz Pagés la autora del Prólogo de mi libro sobre la pandemia titulado: “Los aprendizajes de la pandemia en México. Las consecuencias de un manejo criminal”, pronto a publicarse, no debería decir esto. Pero la verdad es algo que pienso mucho antes de haberle pedido el prólogo de mi libro. Y lo pienso cada vez que he escuchado sus editoriales de los viernes que publica en videos sobre la realidad que hoy vive México. Beatriz Pagés debería ser la candidata a Presidenta de la Alianza Va por México, podría ganar perfectamente y sería una excelente presidenta. Alguien de quien hasta el último mexicano estaría orgulloso. Beatriz Pagés es una mujer íntegra, sin ninguna duda la mujer más valiente de México o al menos una de las más valientes. Que la Alianza Va Por México aún no la tenga en cuenta para una encomienda de esta naturaleza solo habla de las debilidades y falta de visión de dicha Alianza. 

Beatriz Pagés no solo es muy valiente, es una mujer integra, algo que debería pretender cualquier ciudadano de alguien para que sea su presidente. Y justo en este sentido tiene algo que no tendría ninguno de los candidatos de López Obrador, y es justamente eso, integridad. Pero además Beatriz Pagés es una mujer extraordinariamente capaz. 

Gustavo de Hoyos
Una encuesta que me envían hace dos días, realizada por C&E Research lo contempla al Gustavo de Hoyos como uno de los posibles candidatos presidenciables de la Alianza Va por México. 

Esto no es algo serio, hay que decirlo. Gustavo de Hoyos tal vez sea alguien muy capaz. De hecho para la conformación de la Alianza Va Por México, junto a Claudio X. González jugó un papel fundamental. Pero como candidato a la presidencia sería visto como el candidato de los empresarios. Algo muy fácil de destruir para Morena y un proyecto como el que representa López Obrador. Ya no digamos el hecho de que la mayoría del mexicano medio no lo conoce. 

Claudio X. González
Si puede estar en encuesta Gustavo de Hoyos, por qué no puede estar Claudio X. González como posible candidato a la presidencia. Claudio X González realiza una aportación fundamental a la sociedad mexicana desde Mexicanos Contra la Corrupción. Y claro que todos los ataques proferidos por López Obrador contra Mexicanos Contra la Corrupción han sido despiadadamente injustos, sin pruebas y basados en acusaciones falsas. Pero hay un detalle, Claudio X. González, cada vez que ha sido atacado por López Obrador, no se ha sabido defender en lo comunicacional de tales ataques. En una campaña presidencial estos ataques se multiplicarían por mil, o por diez mil, por decir una cifra, y Claudio X. González se convertiría en el costal de arena al que le pegaría López Obrador.

El rol de Claudio X. González y de Gustavo de Hoyos está en conformar bien la Alianza Va por México, en hacer seminarios políticos y cursos de conducción política para sus integrantes, en encargarse que para el 2024 la Alianza haga un trabajo real también por tierra y no se conforme con una chapa. Ellos son quienes tienen que hablar con gente como el Senador Julen Rementería y Lilly Téllez para explicarle que sus errores pueden destruir todo el esfuerzo del conjunto de la Alianza. Son ellos los primeros que deberían empujar y exigir a todos los partidos políticos a pedirle al gobierno de Estados Unidos que declaren grupos terroristas a todos los cárteles mexicanos del narcotráfico y a hacer todo lo que esté a su alcance para que el crimen organizado no pueda operar de nuevo en la elección del 2024. Si la Alianza en el 2024 ganara, que reclamen puestos en el gabinete, tal vez sería notoriamente justo. 

Julen Rementería del Puerto
El Senador Julen Rementería del Puerto es nada menos que el coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado de la República. No ha manifestado querer ser candidato a la presidencia. Sin embargo, es una voz fuerte e importante dentro del PAN. Lamentablemente su voz, hoy sirve para espantar votos, como se dice en la jerga política, con la alianza que ha ido a firmar con el partido VOX de España. Alguien debería explicarle al Senador Julen Rementería que uno puede estar en contra del comunismo, pero no por eso va a adherir al nazismo, o Al Partido Nazionale Fascista de Mussolini. De la misma forma no puede adherir a VOX. Que esto no le servirá a sus intereses ni a los de su partido. Menos lo ayudará a ganar votos para el PAN, ni para la Alianza. Digamos, la radicalización y la desesperación no son buenas consejeras en la política. Bueno fuera que el PAN se sacudiera de encima la coordinación en el Senado de alguien como el Senador Julem Rementería, que con su reunión con VOX en el Senado, ya mostró que es capaz de tirar todo el crédito político de ese partido político en un solo acto, al mejor estilo de Gilberto Lozano de FRENA, o lo mismo que un chivo en una cristalería. Ahí está la columna de este sábado de Salvador García Soto en El Universal, donde se afirma que quienes asesoraron al Senador veracruzano de traer al líder de VOX al Senado, fue quien en twitter se hace llamar Tumbaburros, y cuyo nombre real es Luis Alberto Rosas, y Christian Camacho, otro asesor fanático del partido ultraderechista español. No es la primera vez que el Senador Julem Rementería le hace caso y apoya a gente que no tiene ni la más pálida idea de los efectos políticos o públicos de lo que hace. Aunque sí es la primera vez que consigue que sus resultados hagan tanto ruido en contra. 

Por otro lado, hay otras construcciones y otros personajes, que podrían considerarse parte de la oposición, aunque estos no sean espacios formales como los partidos políticos. Uno de esos espacios es FRENA, que nació como algo necesario, con buenas intenciones, la de parar a López Obrador en sus excesos antidemocráticos, contra los organismos autónomos y demás. Lamentablemente los principales dirigentes de espacios como los de FRENA, no han sabido diferenciar que la vida pública, o el espacio político, no es un lugar para hacer catarsis. Los medios de comunicación no son el espacio para sacar las broncas personales. El espacio público y los medios de comunicación son para mucho más que eso.

Así vemos cómo espacios construidos por Gilberto Lozano como lo es FRENA, terminan auto quemándose en dos meses, y su vida pública termina siendo efímera. Hay otros grupos como FRENA, con una vida de llamarada de petate, como se dice en México, que por falta de experiencia política, falta de militancia, han tenido una vida muy efímera. Esto es una verdadera lástima porque estos movimientos y estos espacios son completamente necesarios, para construir ciudadanía, para movilizarse en contra del autoritarismo de López Obrador. 

A esta clase de personajes como Gilberto Lozano, se le suman otros, algunos o algunas con un ámbito de acción casi exclusivos de twitter, hay que alentarlos, enviarlos a cursos de formación política, enseñarles cómo hacer las cosas en serio para construir una oposición que le sirva a la sociedad mexicana y que no dure dos días o dos meses, sino que sirva para la construcción política, y que pueda enfrentar a López Obrador o sus sucesores durante años, como lo hace Morena. Hay personajes de estos que han tenido una gran capacidad de movilización, una capacidad que no ha tenido la oposición de los partidos políticos, que ni lo intentaron. Pero después se ponchan solos a la hora de sus declaraciones en los medios. Hay personajes como Alejandra Morán o Gilberto Lozano que han tenido la enorme capacidad de realizar inmensas movilizaciones en todo el país. Pero a la hora de las declaraciones con la prensa han terminando siendo más autoritarios que lo que combatían, que el propio López Obrador. Deberían tratar de reinventarse. De aprender de sus errores, volverse potables para la vida pública. Educarlos para el ejercicio político. 

Son muchos los personajes que se pierden con la primera nota de prensa. Les ha pasado a médicos, incluso durante la pandemia que al convertirse en referentes en los medios de comunicación durante la pandemia han terminado hablando cualquier cosa, o perdiendo el piso. Pero para construir un país en serio, para no tener nunca más un gobierno como el de López Obrador que resulte una desgracia para México, hay que dejar la mediocridad, hay que abandonar la pequeñez y la Alianza Va Por México tiene que mantenerse de cara al 2024. Pero tiene que ponerse a trabajar en serio y no conformarse con que Morena no haya ganado la mayoría absoluta en el Congreso, aunque la alianza haya perdido todas o casi todas las gobernaturas que estaban en juego. 

López Obrador está destruyendo todas las instituciones de la República, si arrasa al INE terminará con la democracia en México. No se puede normalizar la barbarie política de López Obrador. Es urgente que la oposición formal, y la no formal, es decir la de los partidos políticos y la que está fuera de los partidos, se unan, se ayuden y se pongan a trabajar en serio, con una visión política, para desterrar a Morena del poder en el 2024. 

El INE es un objetivo para destruir de López Obrador, y no se ve a nadie de la oposición defenderlo, ni a los partidos políticos, que pareciera que ese no es su trabajo, y que su exclusiva función es la de obtener huesos, armar movilizaciones o campañas ciudadanas defendiendo al INE, ni tampoco se ve a la oposición no formal hacerlo. 

El único que anunció hacer un frente para defender al INE fue Muñoz Ledo, y al menos hasta hoy, todo quedó en eso, en un anuncio. 

Si no se defiende el INE no habrá Alianza que valga para el 2024, porque la democracia habrá sido secuestrada por López Obrador.