Escribir una historia

Por María Dulce Kugler

Hará unas noches, en esa duermevela en la que flotamos antes de conciliar el sueño, se me apareció la frase que a continuación copio: “Escribir una historia es descubrir el hilo conductor que une los acontecimientos”. Por mucho que quise convencerme de que se trataba de una trivialidad, de una construcción sintáctica más y sin consecuencias, algo en mí, luchando contra la indolencia propia de la hora y la circunstancia, me obligó a levantarme e ir en busca de un papel y una lapicera para anotarla. 

Luego se puso en marcha ese proceso que conozco bien, pero al cual no siempre estoy atenta, por el cual de aquella primera frase fueron desprendiéndose otras para ir tramando un texto del que fui dejando constancia perezosa en sucesivas incorporaciones en la cama.

Hoy, que vuelvo a él con la intención de responder a un pedido de ipstori, releo la frase como una revelación que no me canso de repetirme: Escribir una historia es descubrir el hilo conductor que une los acontecimientos. Sin embargo, me dirán ustedes, estimados lectores —y les daré razón—, la frase sola, desprovista de despliegue y contexto, se queda corta. Quizá suene a mis oídos como un oráculo, pero les debo una explicación. 

En primer lugar, ¿qué entendemos por acontecimiento? Dice el diccionario de la RAE que es un “hecho o suceso, especialmente cuando reviste una cierta importancia”. La pregunta que me surge es: importancia, ¿para quién? En mi humilde opinión, la importancia de un acontecimiento se mide, ante todo, con respecto a quien lo vive. Por ejemplo, mi nacimiento trascendental para mí no lo es, en la misma medida, para el empleado del Registro Civil que lo anotó.  https://ipstori.com/munchip/64