Un clásico

Por David Jáuregui

Aquí hay tres escenas presentes en lugares cotidianos, que cualquiera ha vivido y que hicieron insoportable la idea de acercarse a historias del pasado. Libros, sí, pero también arte en general. Tres plantillas de conversaciones, con tres ideas de cómo, en su repetición hasta el hartazgo, han distanciado a los clásicos no solo en el tiempo, sino también en los gustos, comidillas y, ultimadamente, de las pilas de lecturas pendientes en los burós. 

1.    De Judas Priest a J Balvin 

Los estoperoles brillaban demasiado. Parecían una versión hardcore, y más que nada envidiosa, de las lentejuelas de la alta costura. Complejos o celos sublimados. Están en el cinturón, en el chaleco, en las botas. Brillan menos, sin embargo, que la cadena pendiendo de la trabilla a la cartera. Alguna vez en el Mesón le sirvió para evitar que lo carterearan, pero ahora no es más que un adorno al que intenta recurrir en el escarceo. Es como la que usan Rob Halford, James Hetfield o Dimebag Darrell en sus conciertos, le dice a una chavita, probablemente menor de edad. A ella no le interesa, ni siquiera sabe quiénes son. Él la incomoda, continúa: bueno, usaban, ya ahora están viejos y dejaron de ser tan true como antes.  https://ipstori.com/munchips/49

 

 

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