El caso Breccia, robo y recuperación de arte (2 de 2)

Foto: Especial

Por Francisco X. López

Después de años, dos centenares de piezas de Breccia pudieron repatriarse y el dilema ahora era, ¿qué hacer con ellas? 

La respuesta no era obvia, pero demostró ser la correcta. Exponerlas al público en general, sobre todo cuando varias nunca habian sido vistas y, de esta manera, no sólo hacer patente el valor de la recuperado, sino también la tremenda pérdida del resto. 

Tal vez algunos recuerden cuando en México se exhibieron las joyas del narco; en un caso similar, autoridades culturales y policiacas unieron esfuerzos para montar la exhibición en el Centro Borges, con la condición de que el Departamento de Protección de Patrimonio Cultural se haga cargo de la seguridad y vigilancia las 24 horas. 

El 14 de julio con la presencia del ministro de Cultura, Tristán Bauer, autoridades del Ministerio de Seguridad y de la Policía Federal, el director del Centro Cultural, Ezequiel Grimson,, y el de la Biblioteca Nacional, Juan Sasturain, además de editores, dibujantes, guionistas e investigadores, se inauguró la muestra a cargo de Judith Gociol, especialista en humor gráfico e historieta con amplia experiencia en este tipo de montajes. 

Gociol compartio un poco de su proceso de curaduría: “Sí, la idea fue tratar de hacer lucir la obra que se recuperó (que no es la más importante de su obra que continúa robada), pero que vale la pena porque incluye la página de Mort Cinder (del capítulo quizás más reconocido de la obra quizás más reconocida), a Vito Nervio y la obra muy poco vista (los dibujos que hizo en los 60 siguiendo el estilo de Saul Steinberg) o papeles hechos para sí mismo, sin destino de publicación, por lo que nunca fueron vistos. 

Tratando de que el “caso” no se comiera al artista, la idea fue contar todo lo que ocurrió con esa obra: “lo recuperado, pero también lo que está localizado en otros países, que se niegan a que sea devuelto (los mostraron, a través de una proyección intermitente) y luego señalar simbólicamente lo que no se sabe, aún ni dónde está (con una pared negra con marcos vacíos). La muestra tiene tres colores: blanco, para los originales exhibidos, gris, para lo que está y no está, y negro, para lo que permanece oculto, jugando con la idea de que Breccia es, justamente, reconocido como un maestro del blanco y negro. La idea fue también jugar con las paradojas que despierta todo lo ocurrido”.

Otro detalle especial fue que las obras se integraron en un espectáculo audiovisual, proyectándose en gran formato, acompañadas con música original, compuesta para la ocasión por Catalejo Orquesta e interpretada en vivo por 25 músicos. 

El caso Breccia estará expuesto hasta mediados de este mes y, después, continuará el proceso de restitución a los herederos. Patricia, hija del autor, comparte que “la idea es que este material permanezca en Argentina y que nunca salga del país. La intención es armar un Museo Breccia o un espacio de la historieta. Quien roba patrimonio histórico, roba y mutila un país, a una familia”. 

Este caso ha sido muy mediático, pero tristemente sólo ha sido anecdótico fuera de Argentina, cuando debería ser un ejemplo para toda Latinoamérica y que se de verdadero valor al arte de la historieta y promover su preservación, conservación y difusión en recintos adecuados y accesibles. 

Agradezco de todo corazón a Patricia Breccia, Judith Gociol y Daniel Franco por la ayuda y la información proporcionada. 
#LeanMasComics

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